La semana laboral de cuatro días no solo produce una mejora en el bienestar de los trabajadores, sino también los ingresos, y no empeora la productividad de las empresas. Coincide con menos ausentismo y menos renuncias. Al menos, eso es lo que se extrae del plan piloto impulsado por la Four Day Week Foundation, que une a las universidades de Boston, Dublin y Cambridge para estudiar cómo llevan esta práctica las 33 empresas voluntarias, que tienen un total de 969 trabajadores. Del principio al final de la prueba, que empezó en febrero de 2022,16 de las empresas reconocen un aumento de ingresos del 8,14% de media. Comparándolo con el periodo equivalente antes de la prueba piloto, el aumento de ingresos es todavía superior para 20 de las empresas que ofrecieron esta información, del 37% de media.

La jornada laboral de cuatro días está en el centro del debate en el mundo del trabajo, y recientemente fue defendida en Davos por el CEO de Randstad. En España, el Ministerio de Industria ha aprobado a un plano piloto con ayudas de hasta 150.000 euros con el fin de reducir un día la jornada en entre 60 y 70 pymes que tendrán que mantener el sueldo de sus trabajadores, como también ha sucedido en el plano piloto de Four Day Week Foundation. La fórmula se conoce como 80/100, en relación al 80% del tiempo con el 100% de salario. En Islandia, los ensayos que tuvieron lugar entre 2015 y 2019 mostraron, también, un aumento del bienestar de los trabajadores sin que se resintiera la productividad.

En el informe de colaboración entre universidades británica, estadounidense e irlandesa, las empresas valoraron con un 9 sobre 10 la experiencia, con un 7,6 el efecto general de la prueba sobre el funcionamiento de la empresa, con un 7,7 el efecto sobre la productividad. De 27 empresas, 18 han decidido mantener la jornada de cuatro días, siete lo planean, pero todavía no han tomado la decisión y una todavía no lo tiene claro, pero no hay ninguno que descarte mantener esta práctica.

Un 47% de las empresas (15) escogieron el viernes, ocho de ellas (un 25%) ofrecieron flexibilidad en la elección, tres dieron a escoger entre el lunes o viernes y el resto escogieron el resto de días o diferentes en cada semana. Las 33 empresas sumaban 903 trabajadores al inicio del plano piloto y cuando acabaron eran 969, o sea que hubo un crecimiento general de las empresas en contratación mientras duraba la prueba. Administración y telecomunicaciones (12), servicios profesionales (9), ONG's (3), arte (2) y manufactura (2) son los sectores que más participaron en el piloto. La mayoría eran pequeñas empresas y solo dos tenían más de 100 trabajadores. La ratio de bajas voluntarias cayó de uno 1,76 a un 1,70% durante el periodo de prueba, el de nuevas contrataciones pasó de 2,06% a 2,09% y el número de enfermedades y días personales se redujo en un 0,56% a un 0,39%.

Uno de los efectos más sorprendentes del estudio es que, a pesar de la reducción del tiempo, los trabajadores no vivieron un incremento de la intensidad de trabajo. El informe apunta que "el proceso de reorganización del trabajo, y las reducciones de tiempo improductivo, fueron satisfactorios". Ahora bien, lo que sí que se incrementó es el ritmo de trabajo, según un 52% de los trabajadores, así como también la carga de trabajo, esta en muy menor medida, pero la combinación de ambas no hicieron sentir que la intensidad fuera mayor.

De los 458 trabajadores que participaron en la empresa, 444, un 96,94%, aseguran que quieren continuar con la jornada de cuatro días, mientras que el resto dan respuestas dudosas pero ninguno se opone frontalmente a mantener este modelo.

Con respecto a la salud mental de los trabajadores, los resultados se muestran muy positivos. La ratio de disminución del estrés es de un 32,42% en las últimas cuatro semanas con relación a periodos anteriores y uno de un 67,58% la bajada de frustración y sensación de burnout, como se conoce la sensación de estar quemado y no poder más al trabajo. La reducción de la ansiedad y la mejora de sensaciones de vigor, salud e interés en el trabajo también quedan patentes en el estudio, así como un aumento del ejercicio físico, de las actividades de ocio y una mejora de la calidad de sueño. Satisfacción y equilibrio entre familia y trabajo también mejoran según los trabajadores encuestados.

Además, el estudio pregunta qué incremento de sueldo sería necesario para cambiar de trabajo una vez trabajan con la jornada de cuatro días. La franja más común era la de los que pedirían entre un 26 y un 50% más de sueldo para cambiar de trabajo (un 41,94%). Solo un 3,87% aceptaría cambiar de trabajo por un sueldo por debajo de un 10% superior al actual, mientras que un 28,39% pediría entre un 10 y un 25%. Las altas demandas salariales por el cambio de trabajo podrían demostrar que la jornada de cuatro días es una buena estrategia para la retención del talento.

El estudio reconoce algunas limitaciones porque no todas las empresas recogen los datos referidos a todos los apartados, así como apunta que todavía tienen que estudiar como afecta la reducción de la semana al consumo de energía, observación que están haciendo para publicar en un futuro próximo.

Las conclusiones, sin embargo, son que hay una "satisfacción" compartida entre empresas y trabajadores con la jornada de cuatro días. El aumento de ingresos y de contrataciones y la reducción del absentismo son los signos que muestran la viabilidad económica de la jornada de cuatro días, mientras que el bienestar de los trabajadores es la justificativa humana.