Este domingo se celebra el Día Internacional de las personas con discapacidad, un colectivo con muchas dificultades no solo para encontrar trabajo, sino también para tener relaciones en las empresas, debido a un estigma o falta de costumbre que muchas veces impide a sus compañeros abordar las relaciones con normalidad. 

Según un estudio de la empresa de Recursos Humanos Synergie con datos del Ministerio de Trabajo y Economía Social de este año, solo el 35% de las personas con discapacidad se encuentran activas en el mercado de empleo, hecho que demuestra su dificultad en contraste con las personas sin discapacidad, de entre las que trabajan el 78%. De los afiliados, además, 7 de cada 10 se acogen al ámbito protegido (Centros Especiales de Empleo), lo cual agudiza la infrarrepresentación en los ambientes ordinarios de trabajo. 

Aunque algunas de ellas pueden estar incapacitadas para el mercado de trabajo, existe también una dificultad de las empresas para incluir a estos profesionales. Son 315.850 las personas con discapacidad que trabajan y representan el 1,57% del total de afiliados en la Seguridad Social, que es de más de 20 millones de personas.  

Eso sí, el crecimiento de la afiliación de personas con discapacidad supera a la media de profesionales española y es de un 6,77% en relación con el total de afiliados en 2021, por encima del 3,90% de aumento de afiliados sin discapacidad. 

La brecha de género es una realidad también presente entre este colectivo, puesto que el 60% de los afiliados son hombres y solo un 40% son mujeres, una diferencia mayor que la general, que es de un 52% de hombres trabajando y un 47% de mujeres. Las mujeres cuentan con una tasa de paro del 23% frente a un 22% de los hombres.

El paro, al que tan solo están inscritas las personas dispuestas a trabajar y que está 10 puntos por encima del paro general entre las personas con discapacidad, demuestra cómo el mercado laboral tiende a excluir más a las personas con discapacidad que al resto 

Las tasas de actividad y empleo más elevadas entre personas con discapacidad se encuentran en personas de entre 25 y 44 años, mientras que la tasa de paro aumenta entre los menores de 25, aunque estos representan solo el 3,28% de las personas con discapacidad. 

Los servicios a edificios y actividades de jardinería conforman la categoría con mayor número de afiliados con discapacidad, hasta el 15% sobre el total de afiliados con discapacidad, una cifra que supone un 7,8% del total de trabajadores en este sector. Las actividades de servicios sociales sin alojamiento presentan un 13,8% de personas con discapacidad, es donde mayor presencia tienen sobre el total. 

Por sectores, el sector servicios acumula al 81% de afiliados con discapacidad, más que en el mercado laboral general, donde son un 71% de los contratos. El sector industrial representa un 10% de las contrataciones, la agricultura un 5%, la construcción un 4% y el 9% el resto de sectores. 

El 43% de las contrataciones corresponden a personas con discapacidades físicas, mientras que solo un 6% son personas con discapacidad psíquica, mientras que un 0,4% son discapacitados sensoriales por un 51% de casos en los que no se detalla. 

El 64% nunca ha tenido un compañero con discapacidad

La falta de visibilidad del colectivo acaba repercutiendo también a la forma en la que consiguen inserción social y laboral, como muestra el hecho de que el 45% de trabajadores entrevistados en un estudio de la Fundación Adecco reconocen que tienen dudas o incomodidad a la hora de relacionarse con personas con discapacidad. El desconocimiento (64%), la ausencia de experiencias previas (55%) o el miedo a ofender (54%) son los principales motivos de esta incomodidad. Este mismo estudio cifra en un 64% el número de profesionales que nunca ha tenido un compañero con discapacidad.

El estudio forma parte de una campaña en la que, además, la Fundación apunta las 7 claves para romper los silencios incómodos en ambientes de trabajo. 

La primera es la ruta a la inclusión, que consiste en tener durante los procesos de selección un análisis de las barreras existentes en la empresa para la contratación de estos colectivos. 

En segundo lugar, la formación al personal para que los trabajadores traten de manera adecuada a los trabajadores con discapacidad, con especial énfasis en los departamentos de Recursos Humanos. 

La "habilidad de incluir", o sea, trabajar la mirada inclusiva y el conocimiento de diversas realidades entre los trabajadores, es una de las claves de este proceso de normalización. 

En cuarto lugar, trasladar a los empleados el testimonio de personas con discapacidad referentes a la hora de romper prejuicios, y en quinto, la Fundación apunta a promover el voluntariado entre los empleados. 

Las dos últimas claves para fomentar esta inclusión son las alianzas con partners referentes en la promoción del empleo de personas con discapacidad y el sentido común y la empatía como herramientas de proximidad y relaciones.