A mucha gente puede no parecérselo, pero los trabajadores españoles han reducido su jornada laboral en los últimos años. Y no lo dice un estudio cualquiera, sino el Banco de España, que publicó el pasado 20 de febrero el informe titulado 'Un análisis de la evolución de las horas trabajadas por ocupado en España: desarrollos tendenciales y evolución reciente', liderado por María Pilar Cuadrado. Con datos del Instituto Nacional de Estadística, muestra una tendencia a trabajar cada vez menos horas por semana. Concretamente, hemos pasado de trabajar una media de 37 horas semanales en el año 1987 a 31 durante el pasado 2022. ¿Por qué ha pasado eso?

Según el Banco de España, las razones de esta reducción son básicamente cinco. La primera, común a todas las economías, es la mayor incorporación de la tecnología al mundo del trabajo. El aumento del peso del sector servicios y la incorporación progresiva de las mujeres al mercado laboral -no siempre con jornadas completas y con mayor tendencia a la reducción de jornada para hacerse cargo de los cuidados-, una mayor ratio de contratos parciales y, por último, el envejecimiento demográfico (de la mano de jubilaciones parciales y contratos reducidos) son las principales causas.

La reducción de horas semanales trabajadas por persona se puede reducir, explica el informe, tanto por el hecho de que caiga la cantidad de horas que trabajan quienes lo hacen a tiempo completo como por el de que se incorpore más gente con contratos parciales a la economía. Los trabajadores a tiempo completo han pasado de trabajar una media de 38 horas a una de 34,3 horas por semana, de forma que cargan con parte de la responsabilidad de la reducción por término medio. Pero no toda, pues la parcialidad pasó del 5,2% en 1987 al 14,6% el año 2019. Es decir, que los contratos parciales tienen la responsabilidad del 40% de la reducción de las horas de trabajo semanales.

 

Desde el año 1987, año de partida del estudio, la media de horas semanales por trabajador decayó de manera estable a un ritmo de una hora cada cinco-siete años, de forma que pasó de los 37 el año 1987 a las 36 horas el año 1999 y a las 35 del año 2004. En el año 2005 hubo una caída repentina de horas trabajadas por semana hacia las 33,2 horas, coincidiendo con un pico de temporalidad que se intentó combatir con una nueva reforma laboral. La entrada de las mujeres al mercado de trabajo, que tienden más a interrumpir periodos de trabajo o reducir jornadas por motivos familiares, así como el boom del sector servicios, donde imperaban contratos temporales, estaba entre los motivos, según recogen estudios de la época. La tendencia se frenó, pero la tendencia siguió siendo de reducir horas semanales trabajadas.

Desde 1990, la única recuperación de horas trabajadas por semana tuvo lugar el año 2018, cuando se pasó de las 31,8 horas por semana del 2017 a 32,1. Pero, además de leve, esta subida fue anecdótica y no rompió una tendencia que siguió hasta el año 2020. Entonces, la pandemia y el alto nivel de Expedientes de Regulación Temporal (ERTE) propició una caída de 1,7 horas en solo un año, pasando de las 31,8 horas del año 2019 a las 29,1 durante la pandemia. La recuperación, para el mes de julio del año pasado (última cifra analizada) no había conseguido reanudar el ritmo horario prepandémico y se quedó en las 31 horas por semana.

Para analizar los cambios estructurales de la economía que han motivado esta reducción, el informe del Banco de España muestra cómo la agricultura y la industria han perdido peso entre la economía (un 3,4 y un 7,3% respectivamente) y como, en parte por eso, se redujeron las horas por trabajador, en un 0,3% en el caso de la industria y en un 9,3% en el caso de la agricultura. La construcción, en cambio, aumentó las horas por trabajador un 8,7% a pesar de perder un 2,7% de peso en la economía en los últimos 35 años. Y los servicios, que aumentaron un 13,4% su peso en la economía, aumentaron también la parcialidad, de la mano del gran boom de grandes comercios y supermercados con una caída del 3% en el número de horas por ocupado.

El estudio vincula también la temporalidad a la presencia femenina, ya que en el año 2019 un 23,8% de las mujeres tenía contratos parciales, por tan solo un 7% de los hombres. Así, un 74,7% de la parcialidad era femenina.

De cara al futuro, el estudio del Banco de España prevé que las horas trabajadas cada semana sigan disminuyendo, debido sobre todo a un mayor incremento del sector servicios en el peso de la economía y al envejecimiento de la población, que acostumbra a trabajar menos horas cuanta más edad tiene. Teniendo en cuenta, más allá del estudio, que la semana laboral de cuatro días es un modelo que está todavía para consolidarse en España y que la inteligencia artificial puede tener un impacto en las horas que trabajamos porque agilizará algunos procesos, es previsible que esta tendencia se agudice más aún que en los últimos años.