Conseguir un visado o un permiso de residencia en un país próspero es un sueño que no está al alcance de todos y que, para cientos de miles de migrantes, supone toda una odisea, en ocasiones con riesgo de muerte. Para otros, para quienes lo tienen, en cambio, basta con abonar medio millón de euros para comprar un piso. Es el precio que España pone al permiso de residencia o visado 'golden'. Hasta 60 países ofrecen ciudadanía o residencia dorada por inversiones inmobiliarias. Esta desigualdad con la migración regular motivó la investigación de la profesora del departamento de Sociología del London School of Economics, Kristin Surak (Gainesville, Florida, 1976), que narró en su reciente libro Golden Passport: Global Mobility for Millionaires. Estadounidense afincada en Londres, reconoce su privilegio para migrar, y atiende a ON ECONOMIA por videollamada desde Italia. 

Recientemente, la Unión Europea ha alcanzado un pacto para endurecer las políticas migratorias. Pero muchos países mantienen la facilidad para grandes inversores. 
Así es, existen 60 países que tienen un programa de visados o pasaportes dorados. Pero, más allá de estos, todos los países controlan a los migrantes en la frontera. Esta selección siempre se fija en el dinero de algú. Soy de un país rico, clase media, tengo un PHD, por tanto, pude obtener con cierta facilidad mi permiso de trabajo en el Reino Unido. Siempre hay una selección de migrantes y, para ser honesto, suele tener que ver con el dinero. Siempre hay desigualdad a la hora de acceder a los países. 

En España, la Unidad de Grandes Empresas que trata los permisos golden es mucho más rápida que Extranjería a la hora de tramitar permisos de asilo y de otro tipo. ¿Cree que es justo? 
No, no lo es. No creo que ninguna política de migración sea justa o coherente. Siempre defienden intereses. Sucede en todos los países. Ralentizan procesos de la gente que no quieren que llegue a su país y aceleran los procesos de aquellos que quieren. En Japón, por ejemplo, dificultan mucho la vida a los refugiados y lanzan el mensaje de que no vayas a su país. 

Los países ralentizan los procesos para regularizar a las personas que no quieren y aceleran aquellos que sí que quieren

Sin embargo, para atraer inversores se utilizan argumentos económicos. ¿Es mejor para un país como España en términos económicos atraer a un inversor golden o regularizar a un trabajador africano, por poner un ejemplo? 
Seguramente, un joven trabajador pueda ser más interesante en términos económicos. Estos migrantes vienen, trabajan, consumen, contribuyen a la economía del país. Un inversor puede gastarse el dinero y ni siquiera mudarse, utilizar el permiso tan solo para poder viajar libremente por el espacio Schengen. No tiene por qué gastar más en el país. Además, un trabajador ayuda a que se creen otros trabajos. Un inversor golden no necesariamente aporta nada a la economía.  En cambio, un trabajador puede llegar, y tal vez en su país de origen la mujer se dedicaba al hogar pero en el país de destino se incorpora al mercado de trabajo, más adelante puede crear una empresa y dar empleo a otros trabajadores. El que compra una vivienda para tener residencia normalmente no participa en la economía tan activamente como un trabajador. 

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Kristin Surak. Fotografía: LSE 

En los pasaportes y visados golden esto se acentúa. 
Sí, lo que indigna a mucha gente sobre estos pasaportes y visados y lo que los hace controvertidos es que se dan por inversiones pasivas. Solo necesitas dinero, ni siquiera invertir en una empresa o tener habilidades. Simplemente, compras una casa. 

Para países pequeños como Dominica, apuntas en tu libro, estas inversiones son muy importantes para esta economía. ¿Por qué entonces cuesta tanto que lo eliminen en otros países como Grecia o España, después de las recomendaciones de la Comisión Europea? 
El visado o pasaporte dorado existe en 60 países y los mayores programas están fuera de Europa. El mayor está en Emiratos Árabes, que ha concedido 250.000 visados y empezó en 2019, o sea unos 50.000 por año. Es masivo y allí además dura 10 años. En Europa, Portugal cambió la política sobre los compradores de vivienda, pero los programas más importantes están en España, Grecia, etc, pero suelen aprobar unos 2.000 visados por año, no es demasiado. Para un país como España, no es un plan amplio, no existe un interés general de mantener estos permisos. Son intereses reducidos como el que puede tener el lobby inmobiliario. En efecto, para países pequeños la inversión de quienes buscan un permiso golden puede llegar a ser del 30% del PIB. 

Para países como España, el programa golden es irrelevante en términos macroeconómicos. Pero para países muy pequeños como Dominica, puede llegar a suponer el 30% de su PIB

En Portugal, uno de los motivos por los que se anunció el fin de la 'golden visa', que no se acaba de concretar, es el impacto en el mercado de la vivienda. Pero cuesta encontrar estudios que vinculen la llegada de inversores golden a la subida del precio de la vivienda. 
Para mí, como investigadora, este es un asunto central, entender los efectos en el mercado inmobiliario. Pero he intentado obtener cifras y es realmente difícil. Hay países que tienen un tratamiento estadístico muy pobre, otros que no te dan los datos. Pero en general, el impacto no debe ser muy alto para un mercado como España, pero sí puede ser concentrado en países muy pequeños o en ciertos vecindarios. El caso de Portugal es curioso, porque son solo unos 2.000 visados por año, pero algunos vecindarios se han quejado de esta llegada y del efecto en el precio de la vivienda. De todos modos, los extranjeros que más invierten en vivienda en Portugal son suecos y franceses, pero claro son europeos y no necesitan este tipo de visados. 

Comentaba antes que no existen políticas migratorias muy coherentes. También que los migrantes irregulares pueden aportar más a la economía. Sin embargo, el último pacto europeo endurece el acceso al asilo y da garantías para expulsar a las personas que lleguen a la Unión Europea. ¿Cree que atiende a motivos racionales este acuerdo?  
Si consideramos la voluntad de los partidos de ganar votos, sí que es racional. Pero lo que hay detrás de estos acuerdos no son motivaciones económicas, sino intereses políticos y nacionalismo. 

Las políticas migratorias tienen más que ver con el nacionalismo y los intereses políticos que con argumentos de índole económica

En España, en el primer año de existencia se han concedido 7.000 visados a nómadas digitales hasta octubre, que es bastante más que los visados dorados que tramita anualmente. ¿Cree que este visado, este perfil de viajero será más relevante e importante para las ciudades que el inversor golden? 
Tiene un efecto, ya está teniendo, en los vecindarios e infraestructuras. Todo el mundo quiere cafeterías, buen wi-fi, apartamentos como Airbnb... Sí, estos visados pueden tener un impacto mayor, pero es más parecido al que puede tener el turismo, porque los nómadas digitales no suelen quedarse más de dos años. Aunque para una gran economía como España, los nómadas digitales tampoco deben suponer un gran cambio en términos económicos. 

¿Cómo llegó a investigar el asunto de los pasaportes y visados golden y por qué le interesó? 
Estaba investigando sobre los migrantes temporales que hacían trabajos mal remunerados y después volvían a su país, con algunos programas concretos. Y entonces Malta creó este programa de ciudadanía por inversión y pensé: es exactamente lo contrario. Es gente con dinero que compra la ciudadanía en un país. Creo que existen muchas complejidades acerca de la desigualdad que se pueden ver a través de estos programas. ¿Qué sabemos sobre la globalización y las desigualdades y cómo lo vemos en estos programas? Eso fue lo que me interesó. Las personas de países más pobres, con 'malos pasaportes', pueden acceder a una ciudadanía europea o de otro país a través del dinero y, de otra forma, lo tendrían mucho más complicado. El valor de su ciudadanía reside en lo que pagan y los países más pequeños que dependen de ello no controlan de ninguna forma qué tipo de ciudadanos son.