OpenAI, la empresa creadora del famoso ChatGPT, vuelve a contratar a Sam Altman como consejero delegado. Tras varios días convulsos en las entrañas de la start-up con mayor potencial del mundo en inteligencia artificial generativa, parece que las cosas vuelven a su cauce. La rebelión de los trabajadores y la amenaza de algunos inversores con tomar acciones legales ante un posible colapso de la empresa se sumaron al clamor popular de la opinión pública por la decisión de la junta directiva de prescindir del cofundador y cara visible del proyecto.

Ahora la situación ha vuelto a dar otro giro. La empresa de inteligencia artificial ha alcanzado un principio de acuerdo para la vuelta de Sam Altman como consejero delegado, con una nueva junta directiva que estará presidida Bret Taylor, junto a Larry Summers y Adam D'Angelo. Así lo ha anunciado la propia compañía en un comunicado a través de la red social X (anteriormente Twitter). 

Después de anunciar la decisión, el propio Altman ha asegurado en una publicación en X que "con la nueva junta y el apoyo de Satya (Satya Nadella, consejero delegado de Microsoft), estoy deseando volver a OpenAI, y construir sobre nuestra sólida asociación con Microsoft".

Microsoft es uno de los principales inversores de la tecnológica, controlando un 49% del capital. "Me encanta OpenAI, y todo lo que he hecho en los últimos días ha sido para mantener unido a este equipo y su misión. Cuando decidí unirme a Microsoft el domingo por la tarde, estaba claro que era el mejor camino para mí y para el equipo", ha sentenciado Altman.

Así, tan solo cinco días después de su despido, Altman volverá a la dirección. Fue el pasado viernes cuando fue destituido de su cargo por la junta directiva de OpenAI, con Ilya Sutskever a la cabeza. Una decisión tomada con base en la pérdida de "confianza" de este órgano en Altman.  La compañía también prescindió del otro cofundador, Greg Brockman, como presidente de la junta directiva.

Durante el fin de semana, los principales accionistas presionaron para revertir la situación, entre ellos Microsoft, de la mano de su CEO Satya Nadella. Tras el fracaso, Nadella anunció que contrataría a los dos cofundadores para que liderasen un nuevo departamento dentro del gigante de Silicon Valley enfocado en inteligencia artificial.

Poco después, el 95% de la plantilla de OpenAI se rebeló contra la junta y amenazó con marcharse de la empresa si no devolvían el cargo a Altman. Según informó Reuters, algunos inversores estaban estudiando acciones legales contra la empresa por la deriva que podría tomar tras prescindir de la cara más visible del proyecto y la que ha llevado a OpenAI a estar valorada en 86.000 millones de dólares.