Quien pase por el Portal de l’Àngel y la plaza de Cucurulla, se encontrará con tres turronerías Planelles Donat, dos de las cuales todavía comparten la tienda con la escalera de vecinos. Aquí hay tradición y mucha historia. En realidad, la familia Planelles Donat son dos linajes –la sexta generación de los Planelles y la quinta de los Donat– que tienen su origen en los feriantes o mercaderes de Jijona que, en el siglo XIX, transportaban cargamentos de turrones con mulas y carros y que se acabaron estableciendo en Barcelona, donde casi dos siglos después elaboran productos tradicionales, además de horchatas y helados en verano.
Josep Planelles Donat –quinta generación del primer apellido y cuarta del segundo– y su hija Laia Planelles Torrent –sexta generación–, que aparecen en la fotografía superior, relatan que sus antepasados jijonencos comenzaron la venta ambulante de turrones en Barcelona en 1850, en el mercado de productos navideños que se montaba en la plaza Reial. Y en 1870, los Planelles ya se instalaron en la escalera del número 9 de la plaza Cucurulla, donde aún continúan.
Un dibujo del pintor modernista Isidre Nonell (1872-1911) muestra la parada de turrones de los Planelles de la plaza Cucurulla a finales del XIX. Comprar turrones de Jijona en estos portales se convirtió en una tradición para los barceloneses.
Como los turrones eran productos estacionales, a los vendedores no les salía a cuenta alquilar una tienda solo por unas semanas y, por este motivo, se instalaban en los portales de las casas. Al final, sobre todo cuando el Ayuntamiento restringió la venta ambulante a partir de 1868, acabaron montando los puestos en las escaleras del centro de la ciudad y, algunos, todavía se han mantenido hasta la actualidad. Cuando décadas después ampliaron a la venta a otros productos –dulces, horchatas o helados–, ya optaron por abrir tiendas.
Desde que los Planelles llegaron a Barcelona hace 175 años, se han sucedido generaciones que han ido cambiando el segundo apellido –Miralles, Sirvent, Picó, Donat, hasta llegar a Torrent, de la sexta generación–. En cuanto a los Donat, comenzaron en la calle del Carme y existe constancia documental de que, en 1927, Antonio Donat Coloma dejó el puesto que tenía en la calle Trafalgar por la escalera del número 25 de Portal de l’Àngel, que todavía ocupan. Durante más de un siglo han vivido a caballo entre Jijona y Barcelona. En 1954, las dos familias se unieron a consecuencia de un enlace matrimonial: Josep Planelles Picó se casó con Otília Donat Verdú, hecho que poco después supuso la unión de los negocios familiares.

Otília Donat Verdú, de 99 años, todavía acostumbra a pasar a menudo por las tiendas de Portal de l’Àngel y de la plaza Cucurulla. Sus tres hijos –Josep, Antoni y Maria Otília Planelles Donat– tomaron el relevo, que ya están pasando a sus hijos. De los 7 miembros de la sexta generación, solo tres han decidido continuar en el negocio: los hermanos Josep y Laia Planelles Torrent y su primo Marc Alsina Planelles. Curiosamente, los dos chicos son ingenieros y Laia, licenciada en Administración y Dirección de Empresas, pero han preferido quedarse tras el mostrador y ocuparse de la empresa familiar. El caso de Marc puede sorprender porque, hasta hace un par de años, trabajaba de ingeniero en Alemania, pero lo dejó todo para regresar a Barcelona y continuar con la tradición familiar.
Josep Planelles Donat, padre y tío de los anteriores, es licenciado en farmacia si bien ha estado toda la vida entre turrones. Por eso puede opinar con autoridad sobre las propiedades de los turrones tradicionales, con un alto porcentaje de frutos secos: “¿Son calóricos?, sí, pero son sanos, aunque hay quien dice que ha engordado por un poco de turrón y no tiene en cuenta todo lo que ha comido en los ágapes de Navidad”.
En Planelles Donat, los turrones que venden de Jijona (blando) y Alicante (duro) se producen en una cooperativa jijonenca, cofundada precisamente por sus antepasados, pero el resto de variedades –crema, mazapán, coco...– se elaboran en el obrador que poseen en la calle Montsió, junto a Portal de l’Àngel. Allí elaboran turrones y, cuando es temporada, horchatas y helados.

El primero que empezó con las horchatas y helados fue su abuelo, hacia 1929, cuando se estableció en la escalera del número 25 de Portal de l’Àngel. En 1997, compraron la tienda de al lado, en el número 27, para “consolidar el negocio” aunque hace unos meses cerraron otra en esta misma vía, en el número 7, al acabar el contrato de alquiler. Ya se sabe que Portal de l’Àngel es una de las arterias comerciales con el metro cuadrado más caro de Barcelona.
Josep Planelles descarta aliarse con fondos de inversión para expandir este modelo de turronerías tradicionales, de producto de calidad, si bien no cierra la puerta a abrir otro establecimiento muy cerca. Durante toda la historia de esta familia solo han cerrado dos veces: durante los meses más duros de la Guerra Civil –entre finales de 1938 y enero de 1939– y de la pandemia de Covid del 2020.

El pasado 9 de octubre, fiesta de la Comunidad Valenciana, el Ayuntamiento de Jijona distinguió con la insignia de oro de la ciudad a dos empresas turroneras con una trayectoria muy similar: la barcelonesa Planelles Donat y la madrileña Casa Mira, fundada en 1842 por el también jijonense Luis Mira Espí, que en la actualidad está situada en la Carrera de San Jerónimo, muy cerca del palacio del Congreso de los Diputados. La alcaldesa, Isabel López Galera, destacó que "tanto Casa Mira como Planelles Donat son parte de nuestra historia colectiva. Representan generaciones de trabajo y orgullo jijonense, y son la prueba de que los valores de calidad, oficio y autenticidad que nacieron aquí se mantienen siglos después".
El Ayuntamiento de Barcelona ya los reconoció en 2014 como establecimiento emblemático por su arraigo en la ciudad y por mantenerse fieles a los orígenes y a la tradición artesana.