Cinco años después del fallecimiento de Josep Lluís Núñez Clemente, su familia –la viuda, los dos hijos y los dos nietos– siguen haciendo crecer el negocio inmobiliario de Núñez i Navarro (NN). Hace tiempo que abandonaron la obsesión por construir en los chaflanes, redujeron las promociones, pero potenciaron la gestión patrimonial y la división hotelera. Ya han superado los ingresos y los beneficios de antes de la pandemia.

Al frente del grupo empresarial familiar está su viuda, Lluïsa Navarro Obón, y sus dos hijos: Josep Lluís (1959) –en la imagen superior– y Josep Maria Núñez Navarro (1963), que son los que lideran este imperio inmobiliario. El primero se ocupa más de la estrategia y el segundo, del producto. Son los únicos –la viuda y los dos hijos– que aparecen en los consejos de las principales patrimoniales familiares como Josel y Edbalnu. Pero la tercera generación ya se ha incorporado a la empresa: Patricia y Pepe, hijos de Josep Maria, están llamados a hacerse cargo algún día del grupo porque Josep Lluís no tiene descendencia.

La tercera generación, en torno a los 30 años de edad, se ha formado en negocios en Esade y en universidades norteamericanas y ya tienen responsabilidades dentro del grupo en áreas como la innovación y la sostenibilidad.

A preguntas de ON ECONOMIA, desde NN se declina facilitar información sobre las actividades de la familia. Un directivo del grupo recuerda que son "reservados" y que prefieren la discreción. Efectivamente, desde el fallecimiento de Josep Lluís Núñez Clemente, el 3 de diciembre de 2018, a la edad de 87 años, la familia ha conseguido evitar a los fotógrafos, cuando la imagen de la viuda y del primogénito era habitual en la prensa acompañando al que fue al presidente más longevo de la historia del FC Barcelona. Núñez presidió el Barça durante 22 años (1978-2000). Incluso después de esta etapa volvieron a las primeras páginas, con motivo del juicio y posterior condena por el caso Hacienda, que provocó que los dos Josep Lluís, padre e hijo, entraran en prisión. El Tribunal Supremo rebajó la pena a 2 años y medio, pero solo pasaron 38 días de reclusión en Quatre Camins. De eso ya hace diez años.

Pasar página

Desde Josep Lluís Núñez todos los presidentes del Barça han tenido problemas judiciales. Pero la familia ha pasado página de aquel aprieto, que les resultó traumático, y también se ha alejado del Barça, cuando menos en la esfera pública, pese a que las actuales dificultades económicas del club han reavivado a los 'nuñistas', que todavía los hay. La familia ya no forma parte del denominado "entorno" azulgrana.

La familia está centrada en la empresa. En el ejercicio de 2022, el último del que se pueden consultar las cuentas, la facturación llegó a casi 157 millones de euros, un 51,6% más que el año antes, y los beneficios se dispararon hasta los 49 millones, un 45% más. Solo distribuyeron 2,5 millones en dividendos a los socios, o sea, a la familia. El patrimonio neto se situó en 760 millones de euros. Y la deuda, a corto y largo plazo, estaba en torno a los 560 millones.

Los herederos mantienen la "gestión prudente" de su padre, como la describieron sus biógrafos. Aunque a Josep Lluís Núñez se le conoció por el "rey de los chaflanes" porque, durante décadas, sobre todo en el porciolismo, proliferaron sus construcciones en las esquinas del Eixample barcelonés, ya en vida cambió de rumbo. Se explica que a los constructores de aquella época no les interesaban los chaflanes por las dificultades técnicas y porque se perdía espacio en estas construcciones esquineras. Pero los arquitectos de Núñez encontraron una solución que los llevó a sacar un gran rendimiento. Y no solo en las esquinas sino en toda Barcelona, que se llenó de edificios denominados Núñez a los que añadía el nombre de la calle. Pero el viejo Núñez ya se dirigió, de manera progresiva, hacia la gestión patrimonial, que genera unos ingresos recurrentes a través de los alquileres.

En la actualidad, NN tiene una pata patrimonial y otra hotelera. No han abandonado las promociones residenciales –en 2022 tiraron adelante tres, en Barcelona y Sant Joan Despí, con 108 viviendas– pero el grupo se ha dotado de una cartera de activos en alquiler donde hay edificios históricos –como La Rotonda–, viviendas, oficinas, naves industriales, locales comerciales o aparcamientos (cerca de 14.000 plazas en Barcelona, Sabadell y Reus).

También cuentan con 13 hoteles en Barcelona. El negocio hotelero les generó en 2022 cerca de 60 millones de euros, el triple que un año antes cuando este sector todavía estaba afectado por la pandemia. Poseen establecimientos de todo tipo y para diferentes públicos: Hotel 1898 (en el edificio de la antigua Compañía General de Tabacos de Filipinas, en La Rambla), Seventy (calle Còrsega), U232 (Urgell), The Corner (Mallorca), Hotel Jazz (Pelai), Europark (Aragó), Gran Via (en el antiguo palacete Serra-Chopitea), B-Hotel (Gran Via), Soho (Gran Via), Rec Barcelona (Rec Comptal), Paralelo (Poeta Cabanyes) y el bloque de apartamentos de lujo Midtown (Casp).

77 años de historia

El origen del actual NN está en Construcciones Navarro, fundada en 1947 por Francisco Navarro, el suegro de Josep Lluís Núñez. Este último empezó como contable y se ganó la confianza de Navarro y, por descontado, de su hija: se hizo cargo del negocio y, con el tiempo, antepuso su apellido al de Navarro.

Uno de sus históricos colaboradores tanto en la empresa inmobiliaria como en el Barça, Antón Parera, reveló en el documental Núñez –emitido en TV3 a finales del año pasado– que Lluïsa se opuso firmemente a que su esposo se presentara a las primeras elecciones democráticas de FC Barcelona, el 6 de mayo de 1978. Aquel día, Lluïsa acudió al monasterio de Sant Josep de la Muntanya a rezar para que su marido perdiera las elecciones, pero sus ruegos no fueron atendidos. Se impuso contra pronóstico a Ferran Ariño (1930-2014) –candidato que contaba con las simpatías de Convergència después de la retirada, en campaña, del publicista Víctor Sagi- y a Nicolau Casaus (1913-2007). Este último se acabó integrando al equipo de Núñez la misma noche electoral aunque había declarado a la prensa que, si pactaba con el ganador, le podían llamar "cerdo". Con Casaus, también se integraron miembros de su lista como Carles Tusquets, entonces un joven financiero, que después ocuparía varios cargos en el Barça, incluso el de presidente interino en el intervalo que va desde la dimisión de Josep Maria Bartomeu a la proclamación de Joan Laporta en 2021.

"Romper el porrón"

Siempre se ha dicho que Núñez “rompió el porrón” porque la presidencia del Barça pasaba –como un porrón– de un miembro a otro de las estirpes de la alta burguesía barcelonesa. A diferencia de sus antecesores –los industriales del textil Montal Golabart, Martí Carretó, Miró-Sans, Llaudet Ponsa y Montal Costa–, Núñez era un recién llegado, un nuevo rico, ajeno a las estirpes tradicionales y que, además, era un empresario del ladrillo. Pero Núñez se mantuvo al frente del Barça durante dos décadas. Siempre tuvo como brazo derecho a Joan Gaspart, a quien precisamente había conocido en sus primeras incursiones en el negocio hotelero, si bien las trayectorias de sus respectivos grupos han sido muy distintas.

Josep Lluís Núñez FC Barcelona
Josep Lluís Núñez en las elecciones a la presidencia del Barça de 1978 / FC Barcelona

Núñez nació en Barakaldo (Vizcaya) en 1931 pero, cuando contaba con siete meses, su familia se estableció en Portbou (Girona), donde su padre ejercía de funcionario de aduanas. En su juventud estudió peritaje industrial, vendió bibliotecas, seguros... antes de que su suegro lo pusiera al frente de la empresa. Nadie duda de que era espabilado. A contracorriente, Núñez se hizo fuerte en el Barça y en el mundo empresarial. Fue uno de los miembros fundadores del Instituto de la Empresa Familiar a principios de los noventa. Protagonista de sonadas polémicas ciudadanas por su voraz apetito de promotor –como los episodios de la casa Trinxet y casa Golferichs–, lo cierto es que fraguó un grupo que se encuentra entre los grandes propietarios inmobiliarios de España.

En el último ranking de fortunas del diario El Mundo, la familia Núñez Navarro figura en la posición 85 de España y en el 21 de Catalunya, con un patrimonio neto que estiman en 760 millones de euros. Si hicieran un ranking de las fortunas más discretas, también ocuparían un lugar destacado pese a la exposición pública a la que estaban sometidos en el pasado.