Luca de Meo, director general del Grupo Renault desde hace cinco años, ha anunciado su decisión de dejar el cargo para "afrontar nuevos retos fuera del sector de la automoción", según ha comunicado la empresa automovilística francesa. Según publicó un día antes el diario Le Figaro, liderará la empresa de lujo Kering.
El consejo de Administración, convocado por su presidente Jean-Dominique Senard, "ha agradecido a Luca de Meo la recuperación y transformación del Grupo Renault". La marcha será efectiva el 15 de julio de 2025.
El consejo ha iniciado ya el proceso de nombramiento de un nuevo director general basándose en el plan de sucesión definido previamente.
"Durante cinco años, Luca de Meo trabajó para devolver al Grupo Renault al sitio que le correspondía. Bajo su liderazgo, nuestra empresa recuperó una base sólida, ahora cuenta con una magnífica gama de productos y vuelve a crecer. Además de ser un capitán de la industria excepcional, Luca de Meo también es un hombre creativo, comprometido, apasionado e inspirador," reza la empresa en el comunicado de despido.
De Meo, por su parte, ha destacado que deja "un equipo sólido, una organización ágil y un plan estratégico preparado para traer la próxima generación de productos". "Liderar el Grup Renault ha sido un privilegio. Una aventura humana e industrial que solo pasa una vez a la vida. Por eso, siempre estaré agradecido a las mujeres y los hombres de esta empresa —los Renaulutionaris"— por su pasión, su compromiso, su convicción... Son los verdaderos motores", ha dicho.
Nacido en Milan el año 1967 y con más de 25 años de experiencia en el sector de la automoción, De Meo fue presidente de Seat entre 2015 y 2020. Es licenciado en Administración de Empresas en la Università Commerciale Luigi Bocconi de Milán.
El pasado 5 de mayo, De Meo fue uno de los participantes más rompedores de la Reunión del Cercle d'Economia de Barcelona, con un tono más informal y directo que la mayoría de ponentes. "Hoy día, uno de mis trabajadores no se puede comprar un coche nuevo", reconoció al directivo, que mostró cierta nostalgia de la clase media.
"Nosotros vivimos de la fortuna de la clase media. El año 1914, un trabajador de Ford se podía comprar un coche nuevo. Hoy, uno de mis trabajadores no se puede comprar un coche nuevo, ni siquiera un Dacia. Tendríamos que tener la posibilidad de poder pagar más a nuestra gente para que se compren coches y otras cosas. Este es el problema y lo vemos. Y la gente no se lo puede permitir", dijo.
Pidió más ayudas para el coche eléctrico y se le escapó que "nadie es perfecto" como respuesta al otro participante de la mesa, Jeromin Zettelmeyer, director del Instituto Bruegel, cuando dijo que era alemán. Si finalmente se va a Kering, también francesa, se hará con el control de una empresa referente en el lujo que cuenta con parte de la propiedad de Gucci y Yves Saint Lauren, entre muchas otras.