La nueva batalla entre PSOE y Sumar en el seno del Gobierno está servida. Yolanda Díaz sigue marcando perfil propio y este miércoles rebatió a su propio presidente al oponerse a las medidas que el mismo Pedro Sánchez había anunciado un rato antes. En concreto, a las deducciones a las empresas energéticas que inviertan en descarbonización. El argumento es que las compañías ya ganan mucho dinero, más que en el resto de Europa, dato que, sin embargo, no se corresponde con la realidad.

Sánchez compareció, como es costumbre, para anunciar las medidas tomadas en el último Consejo de Ministros del año. Es un buen día para lucirse, pues suelen aprobarse medidas de apoyo a familias y empresas. El presidente anunció que el impuesto a las empresas energéticas se prorrogará a 2024 y se iniciarán los trámites para que sea permanente. No obstante, las empresas que hagan “inversiones estratégicas relacionadas con proyectos industriales para la descarbonización” de España se podrán deducir dicho impuesto.

Esta modificación no contaba con el apoyo de una de las vicepresidentas del Gobierno. Menos de una hora después de que compareciera Sánchez, Yolanda Díaz hizo un tuit en el que explicaba que Sumar no comparte “una rebaja fiscal al impuesto de las grandes energéticas, cuando estas empresas tienen beneficios mucho mayores en España que en el resto de Europa y la gente lo está pasando mal”.

Además, añadía: “No estamos de acuerdo con el PSOE en que una fiscalidad justa y verde sea un problema para la inversión”, es decir, que no cree que deba premiarse la inversión para la transición ecológica, sino que el criterio único a la hora de fijar las normas fiscales sea que “quienes más ganen, paguen realmente más”. El desmarque de Díaz despistó al sector energético, que no sabía si lamentar que el impuesto vaya a ser permanente o, al leer las quejas de la líder de Sumar, celebrar que el PSOE haya ganado esta batalla, según expresó alguna fuente del sector.

Los beneficios de las energéticas españolas y europeas

Lo cierto es que el discurso de Díaz choca cada vez más contra la realidad. Si bien cuando se ideó, las empresas del sector estaban disparando sus beneficios por la subida de los precios energéticos, tanto del gas y el petróleo como de la electricidad, la moderación de estos precios, así como las medidas del propio Gobierno para mitigarlos, los han reducido mucho. Tanto es así que la Comisión Europea expresó en un informe que ya no se daban las circunstancias que justificasen gravámenes extraordinarios al sector.

Los resultados económicos de las empresas este año tampoco lo justifican. Solo dos de las cinco mayores energéticas españolas, las que pagan el grueso del impuesto hasta ahora temporal, ganan más dinero que el año pasado y una de ellas, Cepsa, tiene números rojos. Además, se sitúan entre las grandes energéticas con menos beneficios de Europa. Si cogemos las cinco empresas del sector de referencia en el continente, su evolución este año está siendo algo mejor que en el caso de las españolas, pues tres de ellas ganan significativamente más dinero que en 2022.


Iberdrola es la energética española con mayores beneficios: 3.637 millones hasta septiembre –los últimos datos ofrecidos por la mayoría de compañías cotizadas corresponden a los primeros nueve meses del año–, un 17% más. Repsol, la que más impuestos paga (450 millones en 2023), ganó 2.785 millones, un 14% menos, mientras que el beneficio de Endesa bajó un 28%. Cepsa cayó en números rojos, con unas pérdidas de 116 millones. Naturgy solo ha presentado resultados del primer semestre –por eso no se incluye en el gráfico, porque no son datos comparables–, en el que ganó 1.045 millones, un 88% más.

Si nos fijamos en las grandes energéticas europeas, los gigantes petroleros ganan decenas de miles de millones. La francesa TotalEnergies, que ha entrado también en el mercado eléctrico español, ganó más de 16.300 millones hasta septiembre, un 5% menos. La británica BP, sin embargo, salió de pérdidas y se embolsó más de 14.000 millones. La italiana ENI ganó un 65% menos, pero sus beneficios rozaron los 4.600 millones. Por lo que se refiere a las eléctricas, Enel –matriz de Endesa– elevó un 65% sus ganancias, con más de 5.000 millones, y la alemana E.ON mejoró un 38% y se acercó a los 3.000 millones.