La salida de Tobías Martínez Gimeno de la dirección de Cellnex supone un paso más en el giro estratégico de la compañía de infraestructuras para el sector de las telecomunicaciones. La dimisión anunciada este miércoles, que terminará de hacerse efectiva el próximo 1 de junio de 2023, es la constatación de un cambio de etapa en la firma española. Tras un largo periodo expansivo, a través del cual Cellnex ha crecido a base de ampliaciones de capital y adquisiciones, la estrategia ahora será más conservadora y la empresa buscará consolidar su liderazgo en el sector.

La renuncia del primer ejecutivo de la compañía de sus cargos directivos no ha sido un movimiento llevado a cabo de forma repentina, sino que se trata de una decisión tomada tras un largo período de reflexión y en la que confluyen tanto factores profesionales como personales, según explican fuentes de la empresa. Martínez considera que es necesario dar por terminado este ciclo, en el que Cellnex se ha convertido en líder del sector en Europa y ha llevado a cabo una gran expansión comercial y territorial. 

Es por ello que el objetivo del todavía consejero delegado pasa por delegar el futuro de Cellnex en manos de una persona que lleve las riendas más allá de diciembre de 2024, fecha en la que finalizaba su contrato. En este sentido, la dimisión del ejecutivo forma parte de "un proceso de transición que ya estaba cercano", según explican las mismas fuentes. En cualquier caso, la compañía de infraestructuras aún no ha decidido quien relevará a Martínez, si bien es cierto que cuenta con un margen de seis meses para elegir al mejor sustituto. 

Fin a la etapa expansiva de Tobías Martínez

Con el cambio de dirección, Cellnex culmina una etapa marcada por el crecimiento que Tobías Marínez ha liderado desde su creación y su salida a Bolsa hace ocho años, cuando aún era la antigua Abertis Telecom. A lo largo de este periodo, la compañía ha llevado a cabo una expansión histórica, mediante la cual ha invertido más de 40.000 millones de euros en más de 25 adquisiciones. Destacan especialmente la operación de las torres de Hutchison en seis países, por cerca de 10.000 millones de euros, la de Hivory en Francia, por 5.200 millones y la de Arqiva en Reino Unido, por 2.300 millones.

Se trata de un proceso que ha llevado a la compañía a convertirse en el mayor grupo de infraestructuras de telecomunicaciones de Europa, con más de 130.000 emplazamientos de telefonía móvil (de los 400.000 existentes), distribuidos en hasta 12 países: España, Francia, Italia, Reino Unido, Irlanda, Portugal, Holanda, Austria, Dinamarca, Suecia, Polonia y Suiza.

La compañía también se centrará en el futuro en construir unas 22.000 torres más para que los operadores móviles a los que da servicio tengan cobertura en todo el espectro, tal y como aseguro Àlex Mestre, el segundo al mando en el organigrama de Cellnex, en esta entrevista a ON ECONOMIA. Asimismo, otro de los objetivos de la compañía para este 2023 es convertirse en un operador integral de infraestructuras mediante el modelo Augmented TowerCo, y ofrecer un servicio de acompañamiento a sus clientes en el desarrollo, despliegue, operación y mantenimiento de infraestructuras.

En línea con la estrategia expansiva, Cellnex también ha sido protagonista por las distintas ampliaciones de capital con las que ha llegado a captar más de 14.000 millones de euros para financiar sus inversiones. Se trata de una cifra récord en los mercados europeos, que ha sido posible gracias al apoyo de sus principales accionistas, entre los que se encuentran grandes bancos y fondos de inversión internacionales. 

Momento de consolidarse y generar ganancias para sus accionistas

Si bien es cierto que los planes de la compañía la han llevado a liderar el sector de las infraestructuras de telecomunicaciones en el Viejo Continente y a posicionarse como una de las empresas de mayor valor de mercado del IBEX 35 (22.300 millones de euros), también le han pasado factura en los últimos años. Desde 2021, Cellnex ha perdido más del 30% de su capitalización de mercado, debido a su elevada deuda y a los elevados costes derivados de la inflación.

Por este motivo, la firma está centrando sus esfuerzos en la reducción de su pasivo y en la generación de caja. Las ventas de las torres de Deutsche Telekom y Vodafone completadas a finales del año pasado dan buena muestra de los objetivos estratégicos para los próximos años. Especialmente en un periodo en el que los tipos de interés están al alza por la política monetaria de los bancos centrales para reducir la inflación.

"Si se mantiene el giro estratégico actual, el principal desafío de Cellnex será mantener un equilibrio de la deuda para reducir los intereses pagados, mientras continúa con su proceso de financiación vía ampliación de capital. El 2022 ha sido el ejemplo claro de que la inflación y los tipos de interés afectan a las compañías con niveles de endeudamiento elevado, por lo tanto, el reto será reducir el peso de los pasivos financieros", explica Darío García, analista de XTB.

La deuda bruta ronda en la actualidad los 18.000 millones de euros, aunque el 77% es a tipo fijo, lo que limita el impacto de los posibles aumentos. Los planes de la compañía pasan por reducir el pasivo hasta los 10.000 millones en 2030. Además, Cellnex ya anunció que no necesita hacer refinanciaciones antes de 2024 y que cuenta con una liquidez de 4.300 millones de euros, de los cuales son 900 millones en caja y 3.400 millones en líneas de crédito sin disponer. Con la nueva apuesta por una política de expansión más conservadora, reducir la deuda y mejorar el rating financiero son objetivos claves, pero no los únicos.

Los principales accionistas de Cellnex llevan años apostando por el proyecto y el objetivo de generar mayor caja abre la puerta ir aumentando las retribuciones vía dividendo o a través de recompra de acciones. Entre los futuros beneficiarios se encuentran la familia Benetton a través de su holding Edizione, los fondos soberanos de Singapur y de Abu Dabi y grandes gestoras como Blackrock, Norges Bank, TCI o JP Morgan, así como Criteria Caixa, el primer accionista español de Cellnex.

En cuanto al comportamiento en el mercado, de momento la dimisión de Tobías Martínez ha sido acogida de forma negativa por los inversores. "Inicialmente, la dimisión del CEO de Cellnex podría agravar la tendencia correctiva que mantiene el valor. Salvo que su sustituto proponga al Consejo un plan estratégico distinto del actual que pueda mejorar la situación financiera de la compañía o le dé un nuevo enfoque al posicionamiento de Cellnex en su sector", destaca el analista de XTB. La incertidumbre por la política monetaria y la inflación todavía lastran el valor de la compañía, por lo que habrá que esperar como evoluciona la economía.