La viña ha lanzado un SOS. Será la tercera añada con extremas situaciones climáticas y la situación se ha vuelto "desoladora". La vendimia de este año -de julio a octubre- viene determinada por una sequía extrema que ha dejado unos rendimientos por hectárea que no superarán por término medio el 50% de una cosecha normal, y con una horquilla del precio por kilogramo de uva que oscila entre 0,45 y 0,50 céntimos. "No se cubrirán ni los costes", advierten los campesinos, porque "para ser justos" se tendría que pagar un mínimo de 0,60, según Unió de Pagesos. Un precio que eleva a 0,65 céntimos la agrupación JARC (Jóvenes Agricultores y Ganaderos de Catalunya) para la uva destinada a cava de Guarda -una crianza mínima de 9 meses- y 0,78 céntimos el precio mínimo para la de Guarda Superior -crianza de más de 18 meses. 

El sector ha manifestado la frustración por los precios de referencia que ha marcado el Departament d'Acció Climàtica, Alimentació i Agenda Rural y del Institut Català de la Vinya i el Vi (INCAVI) que estima que los costes de producción por kilo de uva están entre los 0,45 y 0,50 euros el kilogramo, en el 2023. Josep Marrugat, responsable del sector de la Viña y el Vino, de Unió de Pagesos (UP), defiende que en un año "nefasto" para todo el territorio, "con cosechas que se han reducido en algunas zonas un 50%, no se pueden sostener precios tan bajos que solo representan un incremento del 5% respecto de los que se pagaron el año pasado".

La sequía extrema ha sido la causante de esta situación, "se han registrado niveles de pluviometría de 200 litros por metro cuadrado, que no llega ni a la mitad de lo que era habitual," argumenta Marrugat. Además, "es el tercer año que nos enfrentamos a esta climatología y el segundo en qué los costes se han elevado considerablemente", añade. En este mismo sentido se expresa Antoni Borràs, miembro de Unió de Pagesos y de una de las vocalías del Consell Regulador de la D.O. Cava, para quien los 0,60 céntimos "tendrían que ser ya un punto de partida en vendimias de cosechas normales, que se sitúan entre los 8.000 y 10.000 kilogramos de uva", porque los costes mínimos por hectárea cultivada se sitúan entre los 4.500 y 5.000 euros. "Desde la D.O. Cava somos partidarios de establecer un sistema que garantice un mínimo de valor y, por lo tanto, se tiene que hacer una apuesta por las buenas prácticas agrarias, que van desde el cultivo hasta la mano de obra" y eso "hay que costearlo", concreta.

Borràs advierte que "el año precedente, con un volumen de entre 9.000 y 10.000 kilogramos, la uva se pagó de 0,35 a 0,40 céntimos, de manera que los ingresos del campesino ya estuvieron por debajo de los 4.000 euros la hectárea". Por lo tanto, llueve sobre mojado, dado que a duras penas se cubrieron los costes y el viticultor ya tuvo que hacer un esfuerzo por poner en marcha la explotación para el año siguiente. "Si con los ingresos no se puede ni cubrir los gastos, muchas viñas desaparecerán", alerta. En el último año, se han incrementado los costes energéticos, de combustible, de los adobos, de la mano de obra... y la sequía es extrema. El informe del departamento -que han elaborado la Federación de Cooperativas Agrarias de Catalunya (FCAC) y por el Centro de Investigación en Economía y Desarrollo Agroalimentario (CREDA-UPC-IRTA)- cifraba en el 26% el aumento del coste por hectárea cultivada el año 2023 respecto de la media 2016-2021. En concreto, el estudio señala que los costes de producción del kilo de uva para elaborar cava ascienden a 0,47 €/kg para el macabeu, 0,44 €/kg para el xarel·lo y 0,50 €/kg por la parellada. Cuando añadimos a estas cifras el coste de elaboración, que se ha establecido en 0,17 €/kg, el coste hipotético total por kg se sitúa en 0,64 €, 0,62 € y 0,67 €, respectivamente, para cada variedad.

Por eso, Unió de Pagesos ha fijado sus mínimos y alerta de que no se están pagando. Desde la JARC, se puntualiza que en la zona de la D. O. Cava muchas parcelas están en régimen de aparcería y eso comporta una bajada importante de ingresos, que no se han estimado en el informe de la administración. También consideran los jóvenes agricultores que habría que valorar que la mayoría de explotaciones son familiares, y el estudio no incluye la mano de obra familiar. Este último punto desvirtúa mucho, según la organización agraria, sus resultados. En esta línea, Josep Marrugat, añade que este año, en muchas viñas, la vendimia "se está haciendo a mano, porque las máquinas si hay poca uva estropean las cepas" y eso "encarece todo el proceso".

El Govern abre líneas de ayudas para la sequía

Los campesinos reclaman al Govern catalán que ponga en marcha, cuanto antes mejor, el tercer paquete de ayudas destinado a los sectores de horticultura, viña y fruta seca, afectados por la sequía, y dotado con 28 millones de euros. Junto con las ayudas otorgadas anteriormente, esta contribución económica se eleva hasta los 120 millones de euros para los sectores agrarios más afectados.

Por su parte, los elaboradores de cava, agrupados bajo la asociación Aecava (antes Instituto del Cava), aclaran que "los precios están todavía negociando; hay muchos contratos todavía para cerrar". Su presidente, Joaquim Tosas asegura que "se están haciendo esfuerzos para ayudar a los productores y que los 0,60 euros por kilogramo no son ninguna excepción, se están pagando", pero "no podemos hablar de un precio por término medio porque depende de las variedades de uva y de las zonas de viña". "No es el mismo la uva destinada a hacer cava de Guarda, que lo que hace falta para hacer a Guarda Superior", indica. También se está pagando, en diferencia, las cosechas ecológicas. Se tiene que tener presente, aconseja Tosas, que no hay una afectación de la sequía unitaria para todo el territorio ni todas las variedades, aunque admite que "el impacto mayor es al Penedès".

La D.O. Penedès, la más castigada

Francesc Olivella, director de la D.O. Penedès, reconoce que la situación es "muy complicada" y que muchos campesinos están "luchando" por salvar sus viñas después de tres años muy secos. Olivella concreta que la vendimia ha empezado hace pocos días, con una cosecha entre un 50% y un 60% menos que el año pasado, que "ya fue muy malo". A pesar de la baja producción, se prevé que, en general, la uva tenga una calidad "excelente", en declaraciones en la agencia ACN. Olivella recuerda que después de la vendimia del 2020, que ya se vio afectada por una plaga mucho importando de mildiu que redujo la cosecha un 40%, las tres siguientes, contando la de este año, han estado condicionadas por una sequía "de las que no se recuerdan". La falta de lluvias ha ido debilitando en las cepas hasta el punto que este año muchas viñas han dejado de producir o directamente han muerto.

Desde el Aecava, Joaquim Tosas expone que los elaboradores también han registrado un aumento generalizado de los costes, "con un incremento pausado del precio final del cava", que "han vendido contra margen, ajustando sus márgenes para no repercutir los incrementos al consumidor". Eso, con un segmento como el cava donde la competencia es cada vez mayor y donde se está trabajando para visibilizar el valor del producto.