El sector de la energía, tanto el de electricidad como el del gas y el del refino del petróleo, subieron el pasado año sus precios por encima de lo que se encarecieron sus costes, lo que implica un aumento de sus beneficios de manera extraordinaria, según un estudio realizado por el Banco de España dado a conocer este lunes. El gabinete de estudios ha analizado cómo se han comportado los principales sectores (dejando fuera a la banca) durante los periodos 2021 y 2022, cuando se produjo un fuerte aumento de los costes -especialmente industriales-, pero también en un periodo más amplio entre 2019 (antes de la pandemia) y 2022. Aunque el sector energético ha aprovechado la coyuntura para generar beneficios extraordinarios (que el Gobierno ha hecho tributar al sector con un impuesto extraordinario), la mayoría de los sectores han optado por trasladar de forma íntegra el aumento de los costes a sus clientes. Lo que implica que no han compartido la carga, pues muchos sectores podrían haber optado por no trasladar de forma completa el encarecimiento de sus costes, recortando sus márgenes; es decir, ganando menos dinero por cada unidad vendida.

Así, el informe establece que en el sector de la energía eléctrica y el gas y el del refino, en ambos períodos (2021-2022 y 2019-2022), “los precios de venta crecieron más que sus costes unitarios (ajustados). Esto mismo ocurre, aunque de forma más moderada, en el período corto (2021-2022) en relación con otras ramas, como la del transporte y almacenamiento y la de la hostelería”. No obstante, la traslación de los costes a los precios ha sido generalizada, según el estudio del Banco de España, que concluye que “los resultados [del análisis] indican que en la mayoría de los principales sectores económicos se habría producido una traslación muy elevada, prácticamente completa (en términos absolutos), tanto en el período corto (respecto a 2021) como en comparación con la situación existente en 2019. Esto es así porque la variación de los costes en la mayoría de los sectores se encuentra muy próxima a la de los precios de venta.

En referencia a los sectores de transporte y almacenamiento y el de hostelería, el Banco de España considera que esta traslación elevada de los costes a los precios podría deberse a que la fuerte recuperación de la demanda experimentada en 2022 en ambos sectores, tras el levantamiento de las restricciones a la movilidad introducidas para frenar el avance de la pandemia, lo que habría presionado sobre los precios de venta. En el período largo (comparando con 2019), son, además de la de la energía eléctrica y el gas y la del refino, las ramas del comercio mayorista y de la construcción aquellas en las que los precios de venta aumentaron en mayor medida, en comparación con el avance de los costes de producción unitarios. En todo caso, el diferencial entre la variación de precios y costes en hostelería y transporte es mucho más moderado que lo que se observa en la energía y el refino.

El Banco de España incide en el hecho conocido de los sectores más expuestos al uso de la energía sufrieron un mayor impacto en al aumento de sus costes por el alto precio registrado, tanto en la electricidad como en el gas y el petróleo, durante el pasado año. Así, el estudio señala en que la rama de la industria de transformación de los metales y en la de la industria química, ambas con un uso muy intensivo de la energía en sus procesos productivos, se registró un aumento de los costes unitarios más intenso que en el resto de los subsectores manufactureros. En esta misma línea, en los sectores de la energía y el refino de petróleo se observó un fuerte aumento de los costes de producción unitarios, debido a que, en ambos casos, su principal coste son materias primas relacionadas con los bienes energéticos, y por ello son también las ramas en las que estos costes tienen un mayor peso relativo.

Alimentación

No obstante, los precios también se dispararon en ciertos sectores donde la energía no tiene un impacto tan directo en sus procesos productivos, según señala el estudio del Banco de España. Y cita la industria alimentaria y la textil, que habrían experimentado incrementos sustanciales de sus costes de producción unitarios en 2022, a pesar de no figurar entre aquellas en las que los gastos de energía tienen un peso más elevado en sus costes. Ello sería indicativo de que estos sectores usan otras materias primas cuyos precios también habrían aumentado notablemente, en parte como consecuencia del encarecimiento de la energía, presionando significativamente al alza sus costes de producción.

En sentido contrario, llama también la atención el sector del transporte y almacenamiento, en el cual, aunque los costes energéticos son relevantes, no solo no se habría registrado un aumento de los costes unitarios, sino que incluso se habrían reducido levemente entre 2021 y 2022. El Banco de España lo explica, al menos en parte, porque en muchas de las empresas que se dedican al transporte se habrían beneficiado, en 2022 -una vez eliminadas las restricciones a la movilidad- de un incremento extraordinario de su actividad, dando lugar a una reducción de los costes fijos unitarios que les habría permitido absorber el aumento de los costes de la energía (de tipo variable) que se produjo en este período.

En cualquier caso, los analistas del Banco de España advierten de que hay que tener en cuenta que algunos de los índices de precios que se han utilizado en el informe pueden contener errores de medición, por lo que los resultados cuantitativos del análisis deben ser tomados con cierta cautela.