La banca española sigue reduciendo las peticiones de liquidez al Banco Central Europeo (BCE). El endurecimiento de las condiciones de financiación ha provocado una caída de la demanda de crédito en los últimos meses, que ha llevado a los grandes bancos españoles a independizarse del BCE en cierto sentido. Y es que cada vez se dan menos préstamos a empresas y familias, en especial los hipotecarios, a raíz de las subidas de los tipos de interés de la entidad que dirige Christine Lagarde para tratar de frenar la inflación enfriando la economía.

Con los intereses por las nubes, la caída del crédito ha causado que los bancos no necesiten pedir tanta liquidez como en años anteriores. Según los datos provisionales del Banco de España, las peticiones de fondos de la banca española al BCE en septiembre se redujeron un 87%, hasta los 37.588 millones de euros. Se trata de las cifras más bajas en más de una década y un 2,51% inferiores en comparación con las solicitadas el mes anterior, cuando se solicitaron 38.554 millones.

Aunque no solo en España, pues en toda la zona del euro los bancos pidieron 587.195 millones a la entidad central, un 72,6% menos el año anterior y un 13,6% menos que en agosto. Si bien se están dando menos préstamos de forma general, sin duda, donde más se está reflejando la política monetaria es en el mercado inmobiliario, marcado de forma determinante por el euríbor. Este índice, al que están referenciadas la mayor parte de las hipotecas variables en España, supera el 4,1% actualmente.

Menos préstamos a familias y empresas

"Han caído los stocks de crédito hacia los hogares. Se puede ver como ha habido una disminución importante del 1,9% del crédito a hogares en general y especialmente a los hipotecarios, que en este caso la caída es del 2,6%", explica José Antonio Lanau, economista y profesor de EAE Business School. En este sentido, los últimos datos del Consejo General del Notariado (referentes a agosto) apuntan a una caída cercana al 27% en la concesión de hipotecas para la compra de una casa. 

Una situación que está provocando a su vez que la mayor parte de las viviendas compradas en el país se den sin necesidad de contratar una hipoteca con el banco. Más allá de la restricción de crédito en el mercado inmobiliario, la banca también ha cortado el grifo a las empresas, que cada vez se ven obligadas a pagar más intereses y a hacer frente a unas condiciones más duras.

De este modo, en agosto se produjo un descenso interanual superior al 4% en la financiación recibida por las empresas españolas, hasta los 919.145 millones de euros, según los últimos datos publicados por el Banco de España. Desde la patronal Cepyme ya han advertido de que el tipo de interés medio de los nuevos créditos bancarios para pequeñas y medianas empresas ha pasado del 1,62% al 4,45% en tan solo un año. Lo que ha provocado que actualmente obtengan una cuarta parte menos de financiación bancaria que antes de la pandemia.

Las cifras explican en gran parte que los costes más elevados de la financiación y las condiciones más duras que imponen las entidades para acceder al crédito han llevado a la banca a no necesitar acumular más fondos para prestar dinero. Cabe destacar también que los bancos españoles tienen altos niveles de liquidez por el ahorro de los hogares acumulado durante las sucesivas crisis que han presionado la economía desde el 2008, incluyendo la pandemia. Un contexto económico que les ha obligado a aumentar sus provisiones y a ser más prudentes con el reparto de dividendos.

Incertidumbre económica e inflación

Por otro lado, Lanau señala que parte del ahorro generado durante los años de pandemia se ha ido destinando a la amortización de deuda para no tener que pagar más dinero en intereses. "Ese ahorro que las familias han generado durante la pandemia y años posteriores, lo han estado utilizando para amortizar deuda e incluso liquidarla para evitar pagar más intereses. Es otro motivo por el que la banca necesita menos liquidez, puesto que está recibiendo de vuelta el capital de estos deudores".

No obstante, los préstamos al consumo, los que se conceden para pagar un móvil, las vacaciones o un coche, van en sentido contrario. La concesión de crédito al consumo en España se ha disparado en los últimos meses, habiendo alcanzado a cierre de julio los 44.500 millones de euros, la cifra más alta desde que acabó 2022. Algo que también ha llevado a subir la cifra de morosidad en este tipo de préstamos.

Asimismo, la incertidumbre económica por las tensiones geopolíticas podría seguir afectando a la situación en torno al crédito. Aunque los expertos aseguran que la guerra en Oriente Próximo entre Israel y Hamás no tiene un gran impacto en la economía global, podría alterar los precios del petróleo si Irán (uno de los mayores productores) irrumpe en el conflicto. 

"Si los precios del petróleo suben, impulsarán la inflación al alza. Pero aquí entra en juego el interés real. Si el tipo de interés nominal sube una cantidad, pero la inflación sube más, en realidad se estará abaratando el crédito". Por lo que un escenario de inflación al alza podría presionar más al BCE en su política monetaria y empujar al organismo a nuevas subidas de tipos y más encarecimiento del dinero. 

La banca española sigue sin ofrecer depósitos

Con todo ello, y pese a la subida de los intereses en la zona del euro hasta el 4,5% actual,  los bancos aún no están trasladando este incremento de ingresos a sus clientes de forma generalizada en la remuneración de los depósitos, excepto casos puntuales. De hecho, el BCE ha reiterado en diferentes ocasiones que las entidades españolas deberían ofrecer este tipo de productos financieros a sus clientes, pero la banca sigue poniéndose de perfil.

En este sentido, los principales bancos del país consideran que ya ofrecen a los ahorradores suficientes productos como para satisfacer a quienes busquen rentabilizar su ahorro. Así, recomiendan sus fondos de inversión o las cuentas nómina remuneradas que algunas entidades han sacado al mercado y por las que no ven la necesidad de atraer más liquidez a sus balances a través de remuneraciones más atractivas por los depósitos. Sin embargo, son productos que en algunos casos ya han retirado de sus escaparates.