Los precios de oferta de la vivienda cada vez están más ajustados a su precio de venta, porque al haber tanta demanda existe menos opción para la negociación. Sin embargo, un sobreprecio elevado puede significar una demora de meses e incluso años para encontrar un comprador. Contra eso, el tasador profesional es la figura que puede acelerar la venta optimizando el precio. 

En una publicación del portal Idealista, César Escobar, codirector de control de Valoración de la sociedad de tasación Tinsa, aclara que el ascensor es un elemento que puede afectar hasta en el 30% del valor final de la vivienda y la altura sumar entre 3.000 y 6.000 euros por planta, mientras que una terraza puede agregar un 25%. Son todas ellas estimaciones aproximadas y variables, puesto que cada inmobiliaria y tasador tiene su baremo. 

Existen muchos otros condicionantes externos e internos, del piso, del edificio y del barrio, que pueden llegar a hacer variar los precios entre el 5 y el 15% del valor total. 

Entre los externos que suman, se encuentran el transporte público cercano, las zonas verdes próximas, estar en el centro de la ciudad, las calles principales y la proximidad de infraestructuras y servicios. Todo ello puede ayudar a valorar al alza una vivienda. 

En la otra cara de la moneda, un exceso de tráfico de vehículos y una mayor contaminación pueden depreciar el inmueble. Existe también una falta de coherencia socioeconómica que puede perjudicar la venta, sobre todo en el caso de inmuebles que están por encima del estándar social del barrio. En cambio, las viviendas modestas que están en barrios de mayor clase social suelen ver su precio aumentar. 

En cuanto al edificio, una buena calidad en cuanto a acabados de la edificación, zonas como el portal, el ascensor, la fachada o la escalera, dan valor a un inmueble, así como lo hacen el garaje, una inspección técnica ya realizada (sobre todo si es positiva), los servicios de la comunidad, como por ejemplo la piscina, que puede incrementar entre un 5 y un 15% el valor, los edificios con protección especial por su arquitectura o historia y una certificación energética positiva que avale mayor eficiencia energética. 

Restan, en cambio, una gran antigüedad, la falta de ascensor, los elevados gastos de comunidad, los déficits de servicios o los bajos comerciales, que pueden tener más exposición a ruidos, olores y tráfico. 

Del interior del piso, sin duda, ayudan a revalorizarlo el hecho de que sea exterior o unos buenos acabados interiores, que pueden hacer variar el coste entre el 5 y el 10%. Las viviendas más pequeñas suelen tener un valor más elevado por metro cuadrado, mientras que un balcón o terraza puede elevar el precio hasta un 25% si supera los 15 metros cuadrados de extensión. La terraza en el ático suele ser la más codiciada. 

La planta del piso es algo que puede sumar o restar. Cada planta hacia arriba, puede suponer entre 3.000 y 6.000 euros en obra nueva, de forma que las entreplantas y primeras plantas siempre están por debajo del resto del edificio. El estado de conservación también revaloriza una vivienda, así como una distribución que minimice las zonas de paso y zonas sin aprovechamiento. Se penalizan también casas con grandes pasillos, abuhardilladas o con dificultades de ventilación. Si la vivienda es pequeña, le restará valor el hecho de no contar con espacios anejos como un trastero o un cuarto comunitario.