Keybotic se expande internacionalmente. La start-up catalana, que hace tres años diseñó y fabricó un perro-robot autónomo capaz de detectar fugas de gas y vapores, se abre camino fuera de España. La compañía creada en 2020 por Irene Gómez e Hilario Tomé, busca nuevos clientes en el ámbito internacional después de cerrar una ronda de financiación de 3 millones de euros a mediados del año pasado. El artefacto, bautizado con el nombre de Keyper, es capaz de acceder a entornos complejos como las minas o las zonas subterráneas y llevar a cabo tareas de seguridad.

La fundadora del negocio ha asegurado en ON ECONOMIA que "teníamos muchas solicitudes fuera de España, especialmente en Estados Unidos, China y Japón, pero al ser tan pequeños y con una tecnología tan compleja, si nos expandíamos fuera de España de manera precoz podíamos morir de éxito". En este sentido, desde el negocio decidieron primero empezar en el país, crecer, tener los clientes muy cerca y en 2025 empezarán la expansión internacional. Con un producto validado, clientes fijos y referencias, desde Keybotic buscan llegar a nuevos mercados y seguir efectuando entregas en España.

Ronda de 3 millones de euros

En mayo del 2023 cerraron una ronda de financiación valorada en 3 millones de euros de la mano de dos family offices. "Fue una gran elección, nos conocíamos de hacía tiempo y tenían gran conocimiento de mercado. Fue un gran acierto. Nuestra empresa es de hardware y tener unos inversores de este tipo ha sido clave", indica Gómez. Fue la primera ronda de financiación que cerraban, después de quedar en primera posición en el concurso Darpa, impulsado por el gobierno de los Estados Unidos. La firma catalana, que actualmente cuenta con una plantilla de 15 empleados, superó a equipos de más de 40 personas de instituciones como el Massachusetts Institute of Technology (MIT) o la NASA.

"La inyección de capital la aprovechamos para incrementar el equipo y para empezar a crecer en el ámbito comercial, y más adelante no descartamos hacer alguna otra", añade la emprendedora. Actualmente, tienen siete robots y los clientes principales de la firma son las empresas químicas y energéticas, ya que los artefactos están especializados en detectar anomalías. El perro-robot mide unos 96 centímetros de largo y 60 de alto, aunque se puede reducir hasta los 20 centímetros. Está sostenido por cuatro patas articuladas y pesa unos 43 kilogramos.

Equipo de Keybotic | Foto: Cedida
Equipo de Keybotic | Foto: Cedida

Seguridad y autonomía

Sobre cómo funciona, Gómez comenta que el robot se encarga de hacer tareas de seguridad de manera autónoma para que las personas no tengan que acceder a sitios peligrosos. De hecho, lo compara con la aspiradora Roomba, pero con cuatro patas y añade que tiene la capacidad de hacer un mapa en tres dimensiones de una cueva o una mina y que puede llegar hasta los 12 kilómetros de profundidad.

Con las cámaras, sensores de calor y detectores, Keyper es capaz de detectar una incidencia y enviar una alerta en tiempo real. Además, como lleva una cámara incorporada, ofrece imágenes para tener control en todo momento de las instalaciones que inspecciona.

Irrupción de la IA

Con respecto a la inteligencia artificial y su boom, desde Keybotic confirman que la han utilizado "siempre" y que la clave es preguntarse por qué se utiliza. "Utilizamos la robótica más complicada en el ámbito mundial y a la larga esperamos sacar más productos y más avanzados, pero siempre con la IA como pilar fundamental", acaba Gómez.

La empresa cerró el 2023 con 500.000 euros de órdenes de compra y ya han sellado un par de contratos con ayuntamientos del país con los cuales hacen temas de topografía.