Antes de proclamarse Papa el 8 de mayo pasado, Robert Prevost era cardenal y, como cualquier ciudadano norteamericano, aunque residiera en el extranjero, estaba obligado a presentar la declaración de renta. Como mínimo, una vez al año.
Después de una consulta a eminencias fiscales, The Washington Post concluye en un reciente artículo que el papa León XIV tiene que "rendir cuentas como mínimo ante un poder superior: l'IRS", siglas que corresponden al Servicio de Impuestos Internos de Estados Unidos, que equivale a la Agencia Tributaria española.
La administración norteamericana exige que todos sus ciudadanos presenten una declaración de impuestos anual, incluidos los que residen fuera del país, aunque sean clérigos si bien estos disfrutan de una serie de exenciones fiscales –sobre todo en vivienda– que no se aplican al resto de profesionales. Por lo tanto, Robert Prevost tiene que cumplir con el fisco de su país por su actividad hasta el 8 de mayo, sin embargo, ¿también por la que tiene ahora como Papa?
Sus tres últimos antecesores -Karol Wojtyła, Joseph Ratzinger y Jorge Mario Bergoglio- no pagaban impuestos en Polonia, Alemania y Argentina, sus países de origen, según recuerda Jared Walczak, vicepresidente de Tax Foundation, un centro de estudios fiscales independiente con sede en Washington. Pero, en declaraciones al Post, Walczak apunta que la situación fiscal del primer papa norteamericano es "inédita" y diferente a la de sus antecesores.
No obstante, este experto no cree que León XIV acabe pagando impuestos a la Hacienda norteamericana pero tampoco que l'IRS mire hacia otro lado. Considera posible que el Servicio de Impuestos Internos de Estados Unidos emita un documento que trate específicamente sobre su situación o, incluso, que el Congreso apruebe una norma para otorgar un trato diferente al primer papa norteamericano.
Para los expertos fiscales, la cuestión de fondo no es que sea el líder de 1.400 millones de católicos de todo el mundo sino un jefe de Estado. Nunca antes se había dado esta situación. Como cualquier Estado extranjero, el Vaticano también está afectado por una ley federal norteamericana que exige a las entidades financieras que informen al IRS de las cuentas de sus clientes norteamericanos. Concretamente, deben informar al Departamento del Tesoro si estos clientes tienen "autoridad de firma" sobre cuentas bancarias en el extranjero con un capital de más de 10.000 dólares, según apunta al Post Brittany Benson, analista de H&R Block, otra institución especializada en impuestos.
La legislación fiscal norteamericana llega a todas partes y a todos sus contribuyentes, pero como indica en el mismo rotativo Edward A. David, profesor de Teología de la King's College de Londres, la situación fiscal del Papa es un asunto nuevo para todo el mundo, para Washington y para el Vaticano, de manera que se decanta por una exención para los jefes de Estado.
Pero, ¿cuánto cobra un papa?. Su antecesor, el papa Francisco, renunció a una asignación de 340.000 euros anuales, pero tenía la posibilidad de gestionar 28.000 euros al mes, que podían ser destinados a fundaciones, beneficencia o devueltos a la iglesia. Así, el papa no percibía un salario, pero disponía de un fondo de la Santa Sede para sus gastos personales. Históricamente, los pontífices han tenido todas sus necesidades cubiertas.