La economía catalana continuó en el 2022 la fuerte recuperación de 2021, con un aumento del producto interior bruto (PIB) del 5,5%, y una cifra levemente superior en VAB (5,6%), pero con una gran divergencia según áreas de actividad, de manera que se fundamentó en el sector servicios y la construcción, que contrarrestaron la bajada de la industria manufacturera, por los efectos de la inflación, y el sector primario, sometido a grandes variaciones climatológicas. Por lo tanto, aunque la evolución ha sido positiva, la mejora fue insuficiente para compensar la fuerte bajada del PIB de 2020 (del menos 11,9% a causa de la crisis de la covid) y dejó el PIB de 2022 un 1,3% por debajo del crecimiento económico de 2019, según el Anuario Económico Comarcal 2023 de BBVA, que analiza la distribución territorial del crecimiento catalán.

Por esta razón, en el 2022, solo siete de las 42 comarcas catalanas consiguieron recuperar o superar el nivel de PIB que tenían antes del 2019. El documento elaborado por el catedrático de economía de la UAB Josep Oliver destaca el "fuerte empuje" de los llamados servicios privados personales -comercio, hostelería, restauración y actividades recreativas-, que durante el 2022 aportaron el 40% del crecimiento del PIB. En cambio, alerta de la "fuerte caída" de la agricultura y de la industria manufacturera. Oliver alertó: "Catalunya tiene una gran dependencia de los servicios privados personales", de manera que el VAB de los servicios aumentó un 7,9% durante el 2022.

 

 

Con respecto a las previsiones, el catedrático Oliver defiende que todavía hay un impulso del consumo privado y ha dicho que tampoco este 2023 se ven signos de una "gran recesión" a corto plazo, sino que la economía catalana sigue aguantando "razonablemente".

El informe determina que durante el año pasado para las manufacturas, después de la recuperación del 2021 (avance de un 5,1%) y la contracción del 2022 (caída en un -1,5%), la situación está lejos de devolver a los valores de 2019, ya que falta todavía un notable -10,6% para alcanzarlos. Finalmente, a la construcción, la fuerte contracción del 2020 (-19,2%) no se ha podido recuperar con los incrementos de 2021 y 2022, hecho que comporta que esta rama ofrezca el peor registro 2019-22, con una pérdida acumulada en un -13%.

Esta divergencia de los crecimientos deja un mapa complejo en el 2022. Las diferentes dinámicas de los servicios privados personales y no personales, los buenos registros de la construcción y las bajadas del sector industrial definen un mapa de crecimientos en lo que las veguerías que más han crecido han sido las de las comarcas de montaña (incremento del VAB del 7,6%), prácticamente triplicando el Pla de Lleida (2,5%), mientras las del eje de Girona (avance del 6,5%) y el AMB (del 5,8%) se sitúan también por encima de la media catalana. Con menores avances destacan los del Campo de Tarragona (5,4%), las Tierras del Ebro (4,2%) y las comarcas centrales (3,3%) se sitúan a continuación.

 

 

En concreto, en la industria, el cambio en su VAB reflejó descensos en todos los ejes (en línea con la caída general del 2%), aunque más leves en las Tierras del Ebro (-0,2%) y Eje de Girona (-0,5%), más elevados en las comarcas centrales (-1,3%), eje metropolitano (-2,2%), Pla de Lleida (-2,5%) y Campo de Tarragona (-2,9%) y fuerza más intensos en las comarcas de montaña (-4,9%).

En el caso de las exportaciones, Oliver ha apuntado que consiguieron en el 2022 un máximo histórico, con unos 95.000 millones, hecho que supone un 35,1% del PIB, un nivel inédito y muy superior al 29% de peso que tenían en el 2019.