El debate en el Parlament sobre la posible ampliación de la tasa turística en Barcelona ha despertado la alarma en uno de los sectores clave de la ciudad: la industria de congresos y convenciones. En un encuentro informativo para presentar los resultados veranos y las perspectivas de futuro, el presidente del Gremio de Hoteles de Barcelona, Jordi Clos, ha lanzado una advertencia contundente: la medida podría incrementar el coste del Mobile World Congress, la feria tecnológica más importante de Europa, en 200.000 euros adicionales, pasando de los 400.000 actuales a unos 600.000 euros.

Este aumento supondría una dura vez para la organización de un acontecimiento que pone Barcelona en el centro del mundo tecnológico durante una semana cada año y que genera una inmensa riqueza económica y de proyección internacional para la ciudad. Clos argumentó que, si bien el turista medio que pasa unos días en la ciudad puede asumir el impuesto sin un esfuerzo excesivo, el impacto es "asfixiante" para los grandes congresos, donde los costes se multiplican por la larga estancia y el alto número de asistentes.

"El impuesto no tiene una carga tan asfixiante en el turista de un par de días que en el asistente en un congreso", ha expresado Clos. El directivo, también presidente del Grupo Derby Hotels, ha reclamado a los políticos "una visión contenida del turismo para no asfixiarlo", instando a un análisis prudente que no ponga en peligro la competitividad de Barcelona como destinación de élite para grandes acontecimientos internacionales.

Más allá de la amenaza futura, el Gremio ha presentado los datos de la temporada de verano, que muestran un sector robusto pero con signos de moderación. La ocupación media de los hoteles de la ciudad durante los meses de julio y agosto experimentó un leve crecimiento, situándose en un 86,6%, una cifra que, si bien es óptima, refleja una cierta estabilización después de los récords históricos de los años anteriores.

La cifra más sorprendente llegó en el apartado de precios. Contrariando las tendencias inflacionistas generales, el precio medio por noche ha bajado dos euros, pasando de 193,7 a 191,6 euros. Jordi Clos atribuye este descenso a un "factor importante": el auge de las reservas de última hora. Este nuevo comportamiento del consumidor, impulsado por aplicaciones y plataformas digitales que ofrecen ofertas de proximidad, está obligando los establecimientos a ajustar sus precios para llenar las habitaciones, especialmente en temporada alta, donde la oferta es mayor.

La intervención de Cercado pone de relieve el delicado equilibrio que tiene que encontrar el Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat. Por una parte, está la necesidad de gestionar los efectos de la masificación turística y de encontrar fuentes de financiación para mejoras en infraestructuras y servicios. Por otra parte, existe el riesgo real de sobrecargar el sector con cargas fiscales que lo hagan menos competitivo respecto de otras capitales mediterráneas como Lisboa, Roma o Amsterdam.

La polémica tasa, que actualmente es de 2,75 euros por noche para alojamientos de tipo 4 y 5 estrellas (inferior para el resto), se debate ahora para su posible modificación. El sector hotelero argumenta que un aumento indiscriminado podría tener un efecto boomerang, desincentivando congresos de la envergadura del MWC y, a la larga, reduciendo la recaudación total en lugar de aumentarla. El debate está servido. Mientras las instituciones buscan nuevas vías de financiación, el Gremio de Hoteles ya ha puesto sobre la mesa sus cifras y su advertencia: en un mundo globalizado, la línea que separa una destinación competitiva de una de segunda división es muy delgada.