Las visitas de grandes estrellas de la música como Coldplay, Bruce Springsteen o Taylor Swift se traducen en importantes beneficios para los establecimientos de Madrid y Barcelona, donde suelen recalar las giras internacionales. Los festivales de música en el país siguen al alza y prevén más asistentes y una mayor facturación este año. Sin embargo, los beneficios finales para los promotores podrían no ser tan elevados, amenazados por la inflación y las críticas a su sostenibilidad. 

El año pasado, la industria de la música en directo facturó 459,2 millones de euros en venta de entradas, muy por encima de los 382,5 millones de 2019, antes de la pandemia, según datos del Anuario de la Música en Directo. Una gran parte del pastel provino de los festivales de música, ya que solo los 10 más concurridos vendieron 2.259.183 entradas a lo largo de 2022, un número que, según las previsiones del sector, se superará este año. Pese a que, por ejemplo, el Primavera Sound no consiguió agotar localidades para su edición en la capital catalana, sí que colgaron el cartel de sold out el MadCool, el Arenal Sound y el FIB Benicàssim, además el BBK contó con más asistentes que en la edición anterior.

Lluvia de millones para las ciudades

La última edición, Bilbao BBK Live dejó 26,5 millones de euros en la ciudad vasca, según la promotora Last Tour y el Ayuntamiento; al tiempo que el O Son do Camiño 2023 calcula un impacto de más de 20 millones; el Primavera Sound unos 150 millones en Barcelona, y 42 millones cifra la promotora del FIB en Benicàssim. Su realización también se nota en el empleo: El BBK creó 3.000 puestos, el FIB, otros 2.300 entre directos e indirectos, y el O Son do Camiño, 5.000, también entre directos e indirectos. La mayoría se centran en labores de logística, montaje, catering, seguridad, iluminación, servicios, sonido o audiovisuales, en muchas ocasiones, bajo contratos precarios.

Impacto de la inflación en el sector

"Sin duda, los festivales se han posicionado como un sector al alza", señalan a EFE desde la Asociación de Festivales de Música (FMA). Por contra, el crecimiento en el número de asistentes y por ende en la facturación de los festivales no tiene por qué traducirse en un ascenso igual de pronunciado en los beneficios para las promotoras. "La inflación rebaja un poco la euforia del sector y las ganancias no crecerán tanto a causa del incremento de los precios, que ha sido asumido por las propias empresas", afirma el economista y especialista en el sector musical, Albert Guivernau, a la agencia de noticias. 

A pesar de este escenario, los pronósticos no apuntan a una contracción del sector, al menos a corto plazo. Según la Asociación de Promotores Musicales en España, este 2023 se celebrarán más de un centenar de festivales, la mayoría en Madrid, Catalunya y Andalucía. Sin embargo, entre ellos no estarán el Reggaeton Beach Festival ni el DCODE, que no se llevaran a cabo por motivos de seguridad y caída del cartel, respectivamente, mientras que la edición madrileña del Primavera Sound no se celebrará en 2024. 

"Existe saturación y la burbuja existente puede explotar", indica la economista y miembro de la Asociación de Mujeres e Impacto Musical, Paula Simó. "La cancelación de un festival de gran envergadura es un hecho dramático para el sector. Muchos profesionales dejan de cobrar, las promotoras pueden llegar a arruinarse, por lo que vale la pena, antes de lanzarse a montar un festival, pensar si de verdad es lo que ese territorio necesita. Si los impactos positivos no se quedan en el lugar, pero sí los negativos, desde luego no es una buena política de desarrollo", puntualiza.

Turismo de festivales

Además, los festivales se han convertido también en reclamo turístico, tanto a nivel nacional como internacional. Por norma general, el público español supera al internacional, aunque hay eventos, como el Primavera Sound, en los que la mayoría de asistentes proviene de fuera del país. "España es el primer destino del mundo en turismo de festivales musicales, un sector que ha crecido a un ritmo del 70% anual en los tres últimos años", acaba Simó.