Los pagos con dinero en efectivo siguen siendo los favoritos en España debido al arraigo cultural característico de nuestro país. Así, más de la mitad de los ciudadanos declaran usar en su día a día dinero en metálico, aunque la cifra no es homogénea. En el último año, ha subido entre los mayores de 65 años, pero ha perdido fuerza entre los más jóvenes. Principalmente en la franja de edad de entre los 25 y 54 años, donde cada vez se opta más por otros medios de pago alternativos como la tarjeta o las aplicaciones móviles, una tendencia que previsiblemente se extenderá en los próximos años.

Así lo pone de relieve el Banco de España en su Estudio sobre hábitos en el uso del efectivo de 2023 publicado este miércoles. Aquí destaca que este 2023 el dinero cash ha sido utilizado a diario por el 65% de los ciudadanos y además, para el 60% de la población este medio de pago continúa siendo el más habitual o principal para la realización de las compras en comercios físicos.

Se trata de una cifra muy similar a la observada en el estudio de 2022 (cuando lo declaraban el 64%), lo que podría indicar “una cierta estabilización” tras la notable disminución que experimentó el uso del efectivo como consecuencia de la pandemia. Hay que recordar que en 2020, se extendió el miedo a un posible contagio del covid a través de las monedas y los billetes y se redujo su uso. Pero en 2021 y 2022, volvió a aumentar hacia cifras prepandemia.

También este 2023, sobre todo entre los mayores de 65 años, donde ha pasado del 71% al 76% el número de personas que lo usa para sus pagos cotidianos del día a día. En la franja de entre 55 y 64 años se mantiene estable, en torno al 71%. Mientras que cae en las de menor edad, principalmente entre los más jóvenes.    

Los jóvenes pierden interés por el efectivo

Según las cifras aportadas por el Banco de España, menos de un 60% de ciudadanos entre 45 y 54 años señala hacer uno del efectivo, cuando un año antes lo indicaba un 70%. Asimismo, el dinero en metálico baja del 60% al 50% como medio de pago entre el colectivo de 35 a 44 años; y del 54% a menos del 40% en el caso las personas de entre 25 y 34 años. En estas mismas franjas de edad, suben los pagos con tarjeta o móvil.

En este sentido, el organismo que dirige Pablo Hernández de Cos también destaca que el uso del efectivo es más intenso en los municipios de menor tamaño. Así, en los municipios de menos de 10.000 habitantes alcanza el 67%, en aquellos municipios de entre 10.001 y 100.000 habitantes disminuye hasta el 61,3%, y en los municipios más grandes, de más de 100.000 habitantes se sitúa en el 54,5%.

La facilidad de acceso al efectivo, es decir, que existan suficientes canales a través de los cuales se pueda disponer de dinero físico, y su coste, son los principales factores determinantes de su uso. El cajero automático continúa siendo el canal principal para obtener efectivo. En concreto, el 74,5% de la población ha utilizado estas máquinas en el último año, seguidos de la ventanilla bancaria (9,1%), aquellos que lo obtienen mediante el cobro de la nómina en metálico (8,8%) o los que recurren a familiares o amigos (6,6%).

El pago con móvil es el que más crece en 2023

Por otro lado, el informe del Banco de España destaca que, tras los pagos en efectivo –que utilizan el 65% de los ciudadanos- se encuentran los pagos con tarjeta, que utilizan habitualmente el 32% de los ciudadanos, y las aplicaciones móviles, que son utilizadas a diario por casi el 10% de la población. Sin embargo, el Estudio considera importante señalar que parte de la población usa a diario varios medios de pago. Así, un 17% afirma utilizar tanto el efectivo como la tarjeta todos los días.

En el último año, los pagos digitales a través de las tarjetas virtuales (en el móvil) o de las app han crecido casi un 80%, más que el de las tarjetas físicas. En 2022, el 4,6% de los ciudadanos utilizaba aplicaciones móviles para pagos de forma habitual, mientras que en 2023 este porcentaje ha aumentado hasta el 8,2%.

Así, pese a la importancia que todavía hoy tiene el efectivo en España, las expectativas de los consumidores de cara al futuro en relación con su uso parecen indicar un desplazamiento moderado en favor de los medios de pago digitales, propiciado principalmente por aquellos usuarios que, a día de hoy, ya priman el uso de medios digitales sobre el efectivo en sus compras cotidianas.