Cada año es más habitual enfrentarnos a olas de calor durante el verano, periodos prolongados de calor excepcionalmente alto que suelen afectar también a las temperaturas nocturnas. Son periodos en los que la demanda de energía aumenta entre la población, por la necesidad de mantener hogares y entornos de trabajo a temperaturas frescas. Por ello es muy importante tener en cuenta diferentes consejos que dan los expertos para no disparar el precio de la factura de la luz y conseguir ahorrar en la medida de lo posible.

Si bien el precio de la luz tiene relación con una serie de factores como el coste de generación de energía o los impuestos, el aumento de la demanda también es influyente en la volatilidad de precios. Y es que, cuando las temperaturas suben, el consumo de electricidad se dispara, ya que la mayoría de los hogares y empresas utilizan sistemas de refrigeración para combatir el calor. Cuando se da esta situación, las compañías energéticas tienen que generar más electricidad en menor tiempo, por lo que se incrementa el coste y el precio final que paga el consumidor. 

Para combatir estos periodos y a la vez ahorrar de manera efectiva, hay que tener en cuenta diferentes aspectos que recomiendan los expertos. Uno de ellos es el mantener un buen aislamiento en el hogar cerrando ventanas, persianas, cortinas y bajando toldos. De este modo conseguiremos que la temperatura del domicilio aumente en menor medida que si el sol da directamente sobre la fachada. 

Es importante también ventilar la casa y crear corrientes de aire. Abrir ventanas de diferentes estancias del hogar para crear una corriente de aire que refresque el aire del interior ayudará a mantener una menor temperatura. Lo recomendable es realizar esta acción por la mañana, entre las 7 y las 8 horas, cuando la temperatura ambiental es más baja. Normalmente, cuanto más temprano sea, más aire fresco entrará.

Aparatos de refrigeración

Pasando al uso de aparatos de refrigeración, es necesario tener en cuenta algunas consideraciones. Los expertos recomiendan revisar que los circuitos frigoríficos del aparato de aire acondicionado, es decir, los tubos por los que circula el líquido refrigerante, estén debidamente aislados. Si no lo están o ya presentan un deterioro por los años de uso, se estará perdiendo energía y provocará un mayor consumo eléctrico.

Asimismo, es recomendable limpiar de forma regular los filtros de aire del aparato, puesto que el uso continuado y el paso del tiempo puede crear obstrucciones. El equipo será menos eficiente y expulsará un menor caudal de aire haciendo el mismo gasto de energía. Lo adecuado es limpiar unas dos veces al año estos filtros para asegurarse de que funcionan con normalidad y el aire sale sin problema.

De igual manera, y aunque parezca un consejo obvio, es importante hacer un uso responsable del aire acondicionado. Diferentes organismos explican que no es necesario poner el aparato a una temperatura muy baja para refrigerar la estancia. Por ejemplo, el Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético (IDAE) recomienda que la temperatura ambiente ideal para programar los aparatos debe situarse entre los 24 y 25 grados en verano. Ponerlos por debajo de esta temperatura, puede incrementar la factura de la luz. Cabe destacar que algunos vienen con el modo eco para un mayor ahorro.

Por otro lado, los ventiladores convencionales pueden grandes aliados para combatir el calor, tanto los de techo como los de pie. En este caso, su uso requiere un menor consumo de energía que un aparato de aire acondicionado, aunque suele ser menos eficiente a la hora de enfriar el hogar o la oficina. No obstante, las corrientes generadas pueden ayudar a mantener fresco el ambiente, especialmente a horas en las que el calor todavía es tolerable.

Si el ventilador es de pie, ubicarlo en una zona donde los rayos del sol no penetren con intensidad es clave, por lo que habrá que mantenerlos en los lugares más frescos. Asimismo, combinando el uso del ventilador convencional con del aparato de aire acondicionado, también se puede mejorar la sensación térmica y repartir mejor el frío si están bien distribuidos los equipos. Un ventilador de techo quizás ayude mejor en esta tarea y, aunque el consumo se incremente, el gasto no será mucho mayor que si se usa solo un aparato de aire acondicionado.

Sábanas, plantas y electrodomésticos

Más allá de aparatos y ventiladores, existen otros métodos que se pueden aplicar en el día a día para hacer más viable el incremento de temperatura en olas de calor. Usar sábanas de algodón es uno de ellos, puesto que el algodón es un material que permite transpirar el aire. De esta forma, evitaremos la sudoración excesiva y el agobio que provoca el calor.

A la hora de dormir, también es importante tener en cuenta la temperatura de la habitación y de la cama. Es por ello que un truco que puede hacer más llevadero dormir en una noche de calor extremo es enfriar la cama un rato antes de dormir con bolsas de agua, previamente enfriadas en la nevera o el congelador. 

Del mismo modo, es aconsejable no usar objetos o aparatos que aporten calor añadido a la casa. Así, se recomienda no utilizar electrodomésticos como el horno, el lavavajillas o la secadora en horas de máxima temperatura. También es preferible mantenerlos desconectados si no se van a usar en periodos largos de tiempo. Algo que también significará un ahorro en la factura de la luz, ya no en olas de calor, sino en cualquier época del año.

Por último, tener plantas ayuda a refrescar el ambiente. Además de servir como elemento decorativo del inmueble, las plantas purifican el aire y, al tener que regarlas de manera diaria, mantendrán el ambiente más húmedo y fresco. Por lo que si estás pensando en adornar tu hogar con una planta, puede que este sea el momento.