En este difícil año para los precios en todo el mundo, el petróleo está empezando a dejar de ser un problema en las tensiones inflacionistas. Cotiza en los 75,33 dólares el barril Brent de referencia en Europa, solo un 3% por encima que a comienzos de año, después de haber tocado máximos en los 120 dólares durante el pasado mes de junio. Sin duda, una evolución que favorece la marcha de la inflación mundial y su traslación a la política de los tipos de interés de los bancos centrales.

El experto financiero y matemático, Juan Ignacio Crespo apunta la fuerte caída de su precio en el último mes (-24%) pese “al deseo de Arabia Saudí de mantenerlo cercano a los 100 dólares por barril; al tope al precio del petróleo ruso marcado por Europa (60 dólares el barril) que, supuestamente, podría provocar una escasez que lo haría subir de precio, y al el reblandecimiento de la política de COVID cero en China, que haría pensar, razonablemente, al menos, en una aumento de la demanda de petróleo”, explica.

Con un poquito más de perspectiva, el pasado 5 de octubre, el grupo que forman los países Productores del Petróleo (OPEP) más Rusia, la llamada OPEP Plus, decidieron reducir en dos millones de barriles diarios su producción. Elementos más que suficientes para intentar mantener el precio del crudo que, además, ahora se abarata para terceros países con un dólar depreciándose. Pero esto no ha ocurrido.

Buscando paralelismos con periodos anteriores, los expertos de la gestora estadounidense de fondos de inversión, WisdomTree: apunta a que los datos de los últimos stocks de gasolina y de crudo en Estados Unidos aumentaron en 3,1 millones y 1,7 millones de barriles. Una situación de aumento de las existencias en el inventario de otoño que se vio solo en 2008 cuando esta economía estaba cayendo en una recesión. “La creación de inventario  estacionalmente atípica se debió a menor demanda interna y reducción de las exportaciones”, explica en un reciente informe la gestora.

El temor a una recesión económica y, por tanto, a una reducción más o menos drástica del consumo de petróleo supera a las medidas que están tomando los países productores para ajustar la producción de crudo a una demanda más apagada. Una lógica que, a decir de los expertos, se explica también en que el recorte de producción es cuantificable, mientras que la caída del consumo es imposible de valorar ya que dependerá si la recesión es más o menos duradera, más o menos fuerte y si finalmente se llegar a producir de forma sostenida.

No faltan expertos que discrepan sobre la evolución del oro negro tras el fuerte descenso de noviembre y parte de este mes. Ben Laidler, estratega de mercados globales de eToro, apunta a que se ha abierto “un enorme abismo entre la caída del 35% en los precios del petróleo desde los máximos recientes frente al recorte de solo el 4% del stock de crudo. Pensamos que el riesgo es que los precios del petróleo suban para sostener las reservas de crudo, con un precio del Brent en niveles elevados por más tiempo impulsado por una oferta crónicamente ajustada y una demanda aún resistente”, advierte. Además considera que la medida de las economías del G-7 de limitar a 60 dólares/barril el precio del crudo ruso sólo provocará a medio plazo que los flujos de este crudo se destinen hacia Asia. No olvidar que China es el comprador de petróleo número uno del mundo, con un 16% de la demanda total.

Energéticas en Bolsa

Los valores energéticos de Estados Unidos se dispararon un 60% este año, con una de las mayores subidas de la historia frente al peor sector. Según Ben Laidler esto no se repetirá, pero los valores energéticos se ven respaldados por unos precios del petróleo cuatro veces superiores al coste de producción. Además, es uno de los dos únicos sectores en los que aumentan las estimaciones de beneficios para el cuarto trimestre y para 2023, ya que los analistas elevan sus previsiones cautas. El petróleo estadounidense esquivó los impuestos extraordinarios de Europa y es el sector más barato con una ratio PER inferior A 10 veces el próximo año. Se trata de un descuento del 45% respecto a la media del S&P 500, y con fuertes dividendos y recompras.

El resultado ha sido que las firmas petroleras en Europa hayan presentado recientemente unos beneficios récord de 53.607 millones de euros, triplicando los obtenidos en el primer semestre de 2021. Petróleo y gas caros, y fuerte elevación de los márgenes de refino ante la avalancha de la demanda. Como es habitual, las bolsas adelantaron estos buenos tiempos y las energéticas marcaban este pasado junio fuertes revalorizaciones que han perdido algo de brío tras las subidas de tipos de los bancos centrales y la posibilidad de que las grandes economías entren en recesión. El índice MSCI Europa Energy se ha revalorizado en un año el 30,6%. Todo ello en un contexto de caídas de los mercados de acciones.

En el caso del mercado español, Repsol ha logrado una revalorización del 32% en el año, llegando a tocar un máximo de 16 euros por acción en el pasado mes de junio. Sin embargo, esas dudas sobre los efectos de una desaceleración en las economías la ha apeado de esos niveles y actualmente cotiza en torno a los 14 euros por acción.