Cada vecino de Barcelona pagó 799 euros por impuestos y tasas municipales en 2021. En total, el Ayuntamiento que dirige Ada Colau recaudó más de 1.300 millones de euros por los impuestos que sus 1,63 millones de vecinos y comerciantes pagan año tras año, como el de Bienes Inmuebles (IBI), el de actividades económicas (IAE) o el de vehículos de tracción mecánica, además de otros como el que se aplica sobre construcciones, conocido como ICIO. Solo el Ayuntamiento de Madrid, que con 3,3 millones de habitantes más que duplica el censo de la ciudad condal, manejó un volumen de ingresos municipales superior: más de 2.700 millones de euros.

Ahora bien, más allá de las grandes magnitudes, importa la manera en la que cada consistorio administra los fondos que recauda. Ya sea en grandes ciudades como en los municipios más modestos, los vecinos esperan que su aportación tenga un retorno adecuado en forma de servicios municipales de calidad, que las calles sean limpias y seguras o que el transporte público sea de calidad, por citar algunas de las principales competencias municipales.

La AIReF radiografía el gasto de 8.200 ayuntamientos

Con el fin de analizar la eficiencia en el gasto público, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) elabora un Observatorio de Corporaciones Locales en el que recopila de forma periódica más de 20 millones de datos económicos y financieros de casi 8.200 corporaciones locales. Mediante esta herramienta, accesible para cualquier ciudadano, es posible visualizar qué recursos obtienen y cómo los emplean. También ofrece la posibilidad de ver la evolución de las principales variables que definen su situación económica y hacer comparaciones entre ayuntamientos, además de poder conocer el coste efectivo de los servicios prestados por las corporaciones locales. La entidad que preside Cristina Herrero acaba de actualizarla con los presupuestos liquidados de 2021.

Una de las funcionalidades más interesantes que ofrece esta herramienta, cuyos datos se remontan a 2010, es la de poder realizar comparaciones entre entidades semejantes como los ayuntamientos de Madrid y Barcelona, que cada año gestionan cerca de 5.000 y 3.000 millones de euros respectivamente teniendo en cuenta tanto los ingresos tributarios municipales antes mencionados como las transferencias que reciben del Estado para financiarse.

Una diferencia de 21 euros por vecino 

Las combinaciones son prácticamente infinitas, ya que permite comparar los datos de una misma administración con los resultados de ejercicios anteriores para observar tendencias o contrastar entre ayuntamientos distintos. En ocasiones el resultado resulta sorprendente e invita a cuestionarse creencias asentadas sobre la manera de administrar recursos públicos de cada ayuntamiento.

De la comparación entre estos dos grandes ayuntamientos, Madrid y Barcelona, se pueden extraer conclusiones interesantes como que el gasto de la capital catalana en servicios básicos como seguridad y protección ciudadana, residuos, limpieza viaria o alumbrado solo está 21 euros por debajo de Madrid en términos de gasto por habitante y año. O que los 1.248 millones que el Ayuntamiento de Barcelona gastó en servicios básicos en 2021 suponen la cantidad más elevada desde 2014.

A primera vista, lo que llama la atención al contraponer las grandes magnitudes de ingresos y gastos liquidados en Madrid y Barcelona es que, aunque el volumen de gasto total del primero es muy superior como cabría esperar al tener algo más del doble de población, en términos de gasto por habitante, el Ayuntamiento de la ciudad condal está por encima del madrileño en aspectos como gasto social, en servicios básicos o en bienes públicos preferentes como sanidad, educación, cultura, deportes y otros.

La partida de mayor gasto en ambos casos en cifras agregadas es la de servicios básicos. En 2021, Barcelona gastó 1.235 millones de euros y Madrid algo más del doble: 2.564 millones. Sin embargo, si se observa el gasto por vecino, este apenas es de diecinueve euros a favor de Madrid. Esto es, 776 euros por habitante al año frente a 755 euros de Barcelona en asuntos como seguridad y protección ciudadana, residuos, limpieza viaria, alumbrado y otros. Además, la brecha que separa a ambas ciudades se ha reducido sensiblemente en 2021, ya que el año anterior, marcado por la pandemia, la diferencia era de 47 euros por habitante a favor de los vecinos de Madrid. Hasta ese año, no obstante, el esfuerzo relativo por habitante en este apartado de la ciudad condal siempre había sido superior desde el inicio de la serie histórica de la AIReF en 2010.

En términos de gasto por habitante, Barcelona está por encima de Madrid en gasto social, en servicios básicos o en bienes públicos preferentes como sanidad, educación o cultura

Más gasto en bienes públicos

Por lo que se refiere a los recursos destinados a bienes públicos preferentes –sanidad, educación, cultura, deportes– Madrid está muy por encima en el total de gasto: 602 millones de euros frente a 388 millones, pero de nuevo en este apartado el esfuerzo relativo de Barcelona es superior, de modo que cada habitante de Barcelona tiene un retorno medio en esos servicios de 238 euros frente a los 182 euros de cada madrileño. Los 56 euros que hay de diferencia suponen que, en términos relativos, el gasto de Barcelona por habitante y año en este apartado sea un 30% superior.

El gasto en transporte público, comercio, turismo, infraestructuras y otros, lo que la AIReF identifica como “actuaciones de carácter económico”, fue de más de 545 millones de euros en el caso de Madrid y de 385,8 en el caso de Barcelona. En este apartado, el fuerte aumento del Ayuntamiento que dirige José Luis Martínez Almeida en 2021 le ha permitido tomar mucha ventaja respecto al catalán, ya que hasta 2020 el gasto total de las dos capitales en estos apartados había ido muy parejo. Ello le ha permitido a Madrid aproximarse a Barcelona en el esfuerzo relativo por habitante, pero aún así en 2021 los vecinos de Barcelona obtuvieron un retorno de 71 euros más cada uno en estos servicios.

En lo que la AIReF identifica como gastos por actuaciones de carácter general, que incluyen gastos de carácter administrativo, administración financiera y tributaria o transferencias a otras administraciones públicas, las dos ciudades muestran trayectorias totalmente distintas. Mientras Madrid ha ido reduciendo el volumen de esta partida paulatinamente desde 2019 hasta los 591 millones de 2021, el de Barcelona es el caso contrario, ya que no ha dejado de crecer desde 2018 hasta los 525 millones de euros del último año contabilizado. Ello provoca que su gasto per cápita en este apartado esté muy por encima del de Madrid, ya que se sitúa en 321 euros por habitante frente a 179 euros.

Una deuda más 'barata'

También existe mucha diferencia en el coste de la deuda total de cada ayuntamiento para sus respectivos ciudadanos. En este caso Madrid está por encima, ya que el pasivo de ayuntamiento madrileño le ‘cuesta’ a cada vecino 27 euros cada año y, en el de Barcelona, la cantidad se queda en 7 euros. Ello se explica en buena parte por el volumen de la deuda municipal en uno y otro caso.

El Ayuntamiento de Madrid arrastra una deuda financiera de 1.679 millones de euros, equivalente a una tercera parte de sus ingresos corrientes, mientras que la de Barcelona es muy inferior: 817,5 millones, el 29% de sus ingresos corrientes. Esta cantidad se ha mantenido estable durante los últimos ejercicios, mientras que Madrid la ha ido reduciendo de forma significativa año tras año. Basta recordar que la deuda financiera del Ayuntamiento de Madrid se ha reducido en una década desde 7.429 millones a los 1.679 millones con los que cerró 2021.