El pasado mes de mayo podíamos leer en la prensa información que nos advertía, desde el Gobierno, de que deberíamos empezar a mentalizarnos para consumir menos ropa, menos electrónica, viajar menos y, atención, consumir menos carne

Estas medidas vienen contempladas en el documento presentado como el plan denominado España 2050, presentado precisamente en la semana del 20 de mayo. 

En aquel momento se señaló que el documento “criticaba abiertamente las costumbres de la ciudadanía española”. Y en él puede leerse que “numerosos estudios señalan que el consumo de carne de la población española es entre dos y cinco veces superior al recomendable, que el 55% cambia de móvil cuando el anterior que tenía sigue funcionando y  que el consumo de energía es muy superior al necesario”. 

Lo decía el Gobierno en este documento oficial. Donde precisamente se señala al asunto de moda: a la recomendación de consumir menos carne

El Gabinete de Pedro Sánchez destacaba entonces “el abandono progresivo de la dieta mediterránea y el incremento del consumo de productos de origen animal, responsables del 80% de las emisiones asociadas a la alimentación”. Y destacaba también que “el consumo de alimentos es hoy la principal fuente de los impactos ambientales que generan los habitantes de la UE”. 

La información que nos daba el Gobierno en el mes de mayo no es nueva. 

Ya en el año 2006 desde la FAO se presentaba el informe que nos alertaba sobre la larga sombra del sector ganadero. Ya entonces se ponía el foco en que el sector ganadero mundial estaba creciendo más rápido que cualquier otro subsector agrícola. En aquel momento se denunciaba que el sector ganadero representaba el 9% del CO₂ derivado de actividades derivadas del ser humano y generaba el 65% del óxido nitroso relacionado con los seres humanos, que tiene 296 veces el potencial del calentamiento global.

La ganadería utilizaba entonces el 30 por ciento de toda la superficie terrestre, en su mayoría pastos permanentes, pero también incluye el 33 por ciento de la tierra cultivable mundial utilizada para producir piensos para el ganado, señala el informe. A medida que los bosques se talan para crear nuevos pastizales, es un factor importante de deforestación, especialmente en América Latina, donde, por ejemplo, alrededor del 70 por ciento de los antiguos bosques de la Amazonía se han dedicado al pastoreo. 

En 2009 el conocido Beatle Paul McCartney Interrumpió entonces su gira europea para hablar en la sede de la democracia europea y su discurso fue fuertemente aplaudido. Lo sé porque yo estaba allí, porque fui una de aquellas personas que pudo ver a esta estrella del pop explicar los motivos por los que era imprescindible concienciar y concienciarse sobre la responsabilidad de todos y cada uno de nosotros: lo que consumimos tiene un recorrido antes de llegar a nuestro plato y es necesario vigilar los detalles para poder tener un impacto real en la mejora de la situación del planeta.

Sin embargo, a pesar de todos los datos, a pesar de las pruebas, a pesar del compromiso del Gobierno de España en su agenda oficial para llevar a cabo las medidas y recomendaciones internacionales, en el momento en el que el ministro de Consumo, Alberto Garzón, anunció la campaña para recomendar menor consumo de Carne, se han lanzado a su cuello desde el propio gobierno para tratar de ridiculizarle. 

El primero fue el ministro de Agricultura, que dijo desconocer todo esto que comentaba Garzón. 

Después apareció Sánchez elogiando el chuletón. 

Y hemos tenido que ver actitudes tan lamentables como las palabras dichas por Emiliano García Page o los comentarios en redes sociales de los políticos de la derecha. 

La irresponsabilidad que están mostrando nuestros dirigentes con un tema tan importante es verdaderamente lamentable. La banalización de un asunto vital, que incluso está en la agenda del Gobierno, no se comprende, a no ser que se quiera desviar el foco de atención a otras cuestiones fundamentales que están sucediendo, y aprovechar también para dinamitar a los ministros de Unidas Podemos. 

Una vez más, nos intentan desviar la atención de lo importante para beneficio de unos cuantos que pretenden seguir manteniendo sus ingresos a costa del medio ambiente y de nuestra propia salud. 

Un llamamiento a la responsabilidad: porque cuidarnos también supone en este caso cuidar del planeta. Que, por cierto, ya da muestras claras, por las altas temperaturas que están registrándose, de que lo del calentamiento global va en serio. 

Estamos en manos, según parece, de personas que más bien prefieren comportarse como cavernícolas en lugar de asumir con responsabilidad lo que, aunque les resulte difícil, les toca.