En tan solo una semana hemos visto como el precio de un bien básico como es la luz aumenta sin cesar. Observamos como los centros de atención primaria en Madrid dejan de atender a sus pacientes por falta de personal. 

El Ayuntamiento de Toledo censura el cartel de una cantante por doblegarse a la Iglesia católica y los test de antígenos son en España los más caros de Europa. 

Mientras tanto: tragamos, pagamos, nos quedamos sin servicios y aquí nadie sale a protestar. 

Cuando nos queramos dar cuenta de todo lo que nos están quitando, será demasiado tarde.