Pasar de víctima a verdugo puede ser algo que suceda casi sin darnos cuenta. Podemos pasar de denunciar que los medios principales acusan sin sentido ni razón de "golpistas" a personas que están ejerciendo su libertad de expresión, para pasar a formar parte de los que apoyan a esos mismos medios tildando de "negacionista" a todo aquel que plantee críticas ante los discursos oficiales. 

No mantener lo aprendido puede conllevar que surjan los mismos errores. Y, de hecho, así está sucediendo ante una pandemia que, entre otros muchos males, ha generado una caza de brujas contra quienes hayan intentado poner información crítica sobre la mesa ante las medidas absurdas que se han venido tomando. Lo triste es que muchos de los que se han dedicado a tirar piedras, hace tan solo un año denunciaban las manipulaciones y sesgos del oficialismo. 

Bélgica ha dado en esta última semana una nueva lección sobre libertad de expresión. Lo ha hecho con Valtònyc, pero también con las protestas del sector de la cultura, que han conseguido hacer dar marcha atrás al gobierno español. Tomemos nota.

 

Imagen principal: Bea Talegón. M.A.