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Juan Carlos Girauta militó en el PSOE y el PP antes de comprometerse con Ciudadanos en las elecciones europeas del 2014. En un libro dedicado a criticar al Partido Socialista asegura que rompió el carnet de militante un buen día del 1986, después de ver que en la sede del PSC aplaudían el asesinato del comandante golpista Ricardo Sáenz de Ynestrillas, en un atentado de ETA. Entre el 2003 y 2004, Girauta se presentó por el PP en tres elecciones y no fue elegido. Entregado al periodismo de opinión, el candidato de Ciudadanos por Barcelona se especializó en defender las posiciones más duras del españolismo catalán en artículos y tertulias. Durante años, mantuvo un perfil gris y no parecía que fuera a hacer nada más aparte de ir barnizando con tópicos buenistas las ideas locas de Arcadi Espada.

Con el auge del independentismo, sus intervenciones en Catalunya se fueron crispando y protagonizó piques dialécticos cada vez más agrios en RAC1 y en TV3. En agosto del 2012 borró su cuenta de Twitter con un tuit que decía: "Los nacionalistas, sembradores de odio, lo han conseguido. Hijos de la gran puta". Un año más tarde, cuando Manel Fuentes dejó Els Matins de Catalunya Ràdio, anunció que él también se iba para ahorrarle el cese a la nueva dirección. Con la dimisión remarcó que los 200 euros que entonces pagaban por tertulia en la radio pública catalana –ahora son exactamente la mitad– no eran suficientes para aguantar lo que tenía que aguantar. Nunca lo he oído quejarse de la pluralidad de los medios de Madrid, donde pagan mucho mejor. Ni le vi preocuparse por los independentistas cuando estaban marginados.

En privado, Girauta es un chico muy agradable, con quien se puede bromear sobre todo
Nacido en 1961 en Barcelona, Girauta es hijo de una profesora de catalán que compraba el Cavall Fort –una revista resistencial de los tiempos de la dictadura–, pero en casa hablaba en castellano, según dice porque su padre "era de Cádiz". En privado, Girauta es un chico muy agradable, con quien se puede bromear sobre todo y siempre me ha sorprendido la evolución que le ha hecho tomarse la política tan personalmente. Poco antes de las elecciones del 27S, me propusieron hacer un debate con él en un bar que se dedica a este tipo de espectáculos. Naturalmente, dije que sí, pero al cabo de unos días me llamaron para explicarme que Girauta había declinado la invitación diciendo que tenía miedo de que mi discurso le hiciera "perder los papeles".

Explican que Girauta ha tenido un papel muy importante en la estrategia que ha permitido a Ciutadans dar el salto a la política española. A mí me hace gracia que ahora que empieza a ser alguien se haya dejado esta barba tan profesoral, de hombre que ha pensado mucho lo que dice. También me hace sonreír que, para legitimar sus argumentos, utilice figuras de la historia catalana que sus votantes desconocen o menosprecian, y que lo haga con un oportunismo tan poco riguroso, como el otro día en el debate del Grupo Godó, dónde habló de Tarradellas y de Trias Fargas como Aznar lo hacía de Josep Pla y de Cambó.

Con el tiempo se irá viendo que, si Podemos es un partido antisistema con tendencia a buscar el centro, Ciudadanos es el partido de los rebotados del régimen democrático que ha regido los últimos 40 años. Si Pablo Iglesias es la dinamita, Albert Rivera es la mecha. ¡Qué espectáculo de fuegos artificiales más bonito que veremos!

 

FOTOS: SERGI ALCÀZAR