La ciudad de Estocolmo ha estrenado un peculiar sistema de transporte público. Se trata de un pequeño autobús que no lleva conductor y que se guía mediante unos sensores GPS. El sistema, por ahora, todavía está en pruebas. Cada vehículo sólo acepta a 12 personas, y la velocidad máxima de desplazamiento son 24 km/hora.

Las pruebas se han iniciado en pleno invierno, en circunstancias climatológicas adversas, y los resultados iniciales son positivos. La idea es que este servicio sea de utilidad en ciudades pequeñas, o incluso que pueda ofrecer un servicio de transporte público interurbano en zonas rurales.

Este proyecto de Ericsson ha tenido el apoyo del gobierno sueco, que está explorando el modo de hacer las ciudades más habitables y más sostenibles.