La sequía no da tregua y, dentro de este contexto, las diferentes administraciones piden responsabilidad a la ciudadanía imposen medidas de excepcionalidad como las que, en Catalunya, afectan en 224 municipios en los cuales viven seis millones de personas. ¿Cuáles son? Os las detallamos.
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Riesgo de desabastecimiento
El riesgo de desabastecimiento, se considera desde el gobierno catalán, es cierto y, para combatirlo, se obliga a reducir en un 40% el volumen de agua destinado a usos agrícolas, y a hacer disminuir en otro 15% el volumen de agua que se utiliza en la industria. El usos lúdicos se limitan, igualmente, en un 15% y queda prohibido destinar agua al riego de zonas verdes públicas y privadas. De hecho, solo se permite utilizar el agua imprescindible para garantizar la vida del arbolado. Tampoco se pueden limpiar calles con agua potable. El llenado de piscinas y fuentes, incluso las públicas, queda prohibido, al igual que la limpieza integral de coches con agua potable.
Restricciones al consumo
Incluso el consumo personal de agua se limita: se autoriza un máximo de 230 litros por habitante y día. Todo se consecuencia del bajo volumen de reservas (27%) y de la falta de lluvias. Como alternativa, se plantea utilizar para usos de riego agua regenerada en las depuradoras y activar los pozos de sequía municipales, entre otros.