Las tecnologías forman parte de nuestras vidas y han venido para quedarse, pero un mal uso de ellas puede generar patologías que, mal llevadas, alterarán nuestra cotidianeidad y hasta nuestra manera de relacionarnos con los demás. Veamos cuáles son algunas de las más comunes.

smombies
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Tecnostrés y ansiedad

El volumen de horas que pasamos delante de nuestros diferentes dispositivos con pantalla sigue creciendo mes tras mes después del incremento exponencial que se registró durante los meses del encierro pandémico que se decretó. Adaptarse a esta nueva situación en la que la manera de comunicarnos, divertirnos y trabajar ha cambiado genera situaciones de estrés derivadas de la dificultad de adaptación a las nuevas tecnologías y el paradigma vital que imponen o, también, del mal uso de las mismas. Los más jóvenes y los más mayores son los principales afectados: los primeros, por no saber desconectar y, los segundos, por sentirse excluidos o incapaces de entender cómo funcionan ahora muchos asuntos que se solucionaban antaño con una llamada de teléfono o un encuentro entre personas.

Patologías específicas

Además del tecnoestrés (o dentro del mismo) existen otras conductas que han sido identificadas por los expertos en trastornos de conducta. Una de ellas es el vamping, también conocida como hiperconexión y otra, también muy común, el ningunfoneo, que se produce cuando damos prioridad a las interacciones a través del teléfono y ninguneamos a las personas o acontecimientos que nos rodean. Muy peligroso también porque está detrás de la mayoría de accidentes de tráfico es el smombing; que consiste en circular en un vehículo o caminar mientras se está pendiente del teléfono.

Existen también patologías físicas, como el text-neck, que es aquella dolencia en la zona cervical que se deriva de la consulta constante al teléfono en posturas incorrectas. La hiperconexión combinada con el sedentarismo y la sobrealimentación está disparando el porcentaje de obesos e, incluso, se ha registrado un incremento en las ETS por los cambios que han generado en las relaciones humanas las aplicaciones de dating, que facilitan el contacto esporádico entre desconocidos. También es grave la nomofobia, el miedo a permanecer demasiado tiempo desconectado.

¿Cómo combatirlas?

Conviene identificar los estresores que alteran nuestro bienestar, practicar actividades que nos liberen de situaciones de ansiedad, activarnos físicamente con deporte y probar a desconectarnos durante periodos más o menos largos de tiempo. Con todo, lo mejor, es dejar un rato el móvil y compartir más tiempo con amigos, familiares o, incluso, animales que vivan con nosotros. No hay nada más estúpido que pasar un mal rato por una discusión virtual con alguien a quien no conoces o que no vas a ver en mucho tiempo.