¿Cómo se combate una decisión política que un grupo de ciudadanos considera perjudica al interés general? Pues con movilizaciones, y así se ha visto en múltiples casos. Unas veces, los movilizados han logrado torcer el brazo a los poderosos y, otras, han tenido que claudicar, pero en las democracias occidentales esa (y no otra) es la herramienta que queda cuando el gobernante de turno convierte ideología y prejuicios en norma que hay que acatar. Si hemos de hacer caso al Gobierno, el debate sobre la energía nuclear en España estaría finiquitado y tan atado, como mínimo, como creía el dictador Francisco Franco tenerlo cuando, en 1969, nombró al hoy Rey Emérito (entonces sólo era Juan Carlos de Borbón) sucesor suyo a “a título de Rey”. Luego, los planes y sensibilidades de quienes gobernaron España tras su muerte hicieron que los acontecimientos se desarrollasen de otra manera; pero con la energía nuclear todo indica que, salvo cambio de Gobierno –o cambio de opinión del actual presidente del mismo- 2035 será el último año en que se pueda consumir electricidad de origen nuclear producida en España. Contra esa decisión, y porque la consideran un disparate, se moviliza este día 23 una asociación, Econucleares, que ha unido a profesionales del sector energético y personas anónimas para decir no a un adiós que en otros países de nuestro entorno no se plantea. La manifestación está convocada a las 10.30 h de este 23 de marzo en la Plaza Sant Jaume de Barcelona.

Opinión pública

La asociación Econucleares nació en abril de 2023. Marc Altés, uno de sus fundadores, destaca cuál es su objetivo: “queremos es contribuir a un cambio en la opinión pública, porque lo que se plantea es el cierre prematuro de unas instalaciones que pueden producir mucha energía de manera limpia y barata. Llevamos meses luchando para lograrlo y, ahora, convocamos esta manifestación para decir alto y claro algo que muchos ciudadanos no saben: las centrales se cierran por razones ideológicas, por una decisión política. Seguimos el ejemplo de Alemania, que cerró sus centrales nucleares al mismo tiempo que está explotando minas de lignito pardo y quemándolo en centrales térmicas. Es evidente que la decisión fue política y es evidente, también, que aquí lo es igualmente”.

Plan de cierre

En Catalunya, Ascó I cerrará –si los planes se cumplen- en 2030, Ascó II, en 20232 y Vandellós II, en 2035. Frente a ese calendario ya aprobado, menudean de un tiempo a esta parte voces diversas. Foro Nuclear, la patronal del sector, defiende la continuidad de las nucleares y la oposición también opina de modo distinto a como lo hace el Gobierno de España. En países vecinos como Francia, Suecia, Bélgica o Polonia la energía nuclear se ve de modo muy diferente y la UE la incluye como sistema de producción de energía sostenible. A todos ellos se les suma ahora Econucleares, una asociación ecologista que defiende la energía nuclear en España.

La electricidad que se produce en las centrales nucleares, explica Altés, es limpia y no genera más emisiones que las derivas de la construcción de las instalaciones y de las operaciones auxiliares: “una central nuclear es cara de construir y, al ser instalaciones grandes y complejas, ponerlas en marcha genera emisiones, pero una vez las tienes en funcionamiento generan energía de manera barata y limpia. Por eso la UE considera que la energía nuclear es una energía limpia, ya que no se emite CO2 al producir energía. Los residuos radioactivos, eso sí, debe de tratarse, y eso es algo que se hace con muchísima seriedad, control y eficacia”. Todo esto, junto a muchas otras razones que, consideran ellos, deberían empujar a Sánchez y sus socios a replantear sus decisiones, se explica en una manifiesto que ha elaborado la entidad.

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Sin nucleares, harán falta más centrales de gas

Desde Econucleares destacan también un hecho: el sistema energético español precisa de una potencia de respaldo que, hoy, las energías renovables no puede ofrecer. Sin nucleares, destaca Altés, esa potencia de respaldo la proporcionarán centrales de gas: “es indiscutible. Hoy ya no tenemos prácticamente térmicas funcionando, porque la mayoría se han cerrado y derribado y no se va a poder hacer lo mismo que en Alemania. Dado que los sistemas de almacenamiento que se precisarían serían muy costosos, está claro que lo que hará el Gobierno cuando cierre las nucleares será utilizar centrales de gas como potencia de respaldo”. ¿Tiene sentido por tanto cerrar las nucleares? Desde un punto de vista político –y desde la posición del Gobierno de España- sí, pero desde un punto de vista económico e industrial, no. “Es una decisión disparatada en términos económicos y el resultado será que se perderán muchos empleos de calidad, que pagaremos la electricidad más cara y que una industria puntera, como es la nuclear española, desaparecerá”, detalla Altés.

Central nuclear ascó. Viquipedia