¿Va a descarbonizarse Iberoamérica? Sí, pero no será gracias a Europa. Si se consigue, será de la mano de China, un país que tiene muy claro cómo crecer: invirtiendo allí donde europeos y estadounidenses no lo ven muy claro. Iberoamérica, además, parece que emprende de la mano de nuevos mandatarios como Javier Milei un camino de reindustrialización en el que las energías limpias serán fundamentales.

225.000 millones de inversiones en 2022

Sólo en 2022, Iberoamérica registró ya inversiones extranjeras de 225.000 millones. Fue, exactamente, un 55% más que en 2021. Los datos los facilita la Comisión Económica para América Latina y el Caribe y, además, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) indica que las exportaciones de la región crecen en valor a un ritmo interanual del 2,9%. China tiene un papel clave en este crecimiento.

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Socio asiático

China es hoy el tercer socio comercial en volumen de Sudamérica. Estados Unidos y Europa todavía invierten más, pero el comercio entre China e Iberoamérica se ha multiplicado por 26 en los últimos veinte años y alcanzaba ya en 2020 los 310.000 millones de dólares. América Latina importa además muchos productos chinos: en 2022, alcanzaron un valor de 450.000 millones de dólares. Ahora, dado el papel de liderazgo que China quiere desempeñar en lo referido a energías renovables, la cifra crecerá aún más.

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Infraestructuras

Como ya hace desde hace años en África, China aspira a convertirse en un socio clave para el desarrollo de nuevas infraestructuras en Iberoamérica. Aunque en origen Iberoamérica y El Caribe no estaban incluidos entre los objetivos chinos, desde 2018 ya es así.  Los recursos naturales, la seguridad alimentaria y las crecientes tensiones geopolíticas en la región –que alejan a Occidente de ella- hacen que los chinos se decidan a invertir en la zona. De momento, invierten ya en 21 países de la zona y lo hacen en sectores como el de la electricidad (50%), las TIC (25%) y hasta los vehículos eléctricos (65). Al tiempo, China importa soja, metales y carne de vacuno. Y venden tecnología: productos electrónicos, vehículos eléctricos y hasta componentes nucleares. Fabricantes chinos de vehículos como Chery, BYD y Great Wall Motors ya están en Brasil y producirán coches y autobuses. Los paneles solares de empresas como Longi, Jinko, Trina y JA también copan los mercados iberoamericanos. Europa, cada vez, se queda más sola.