La educación se digitaliza y las tecnologías se convierten en herramientas de uso cotidiano para docentes y alumnos de todos los niveles de la enseñanza y no hablamos sólo de dispositivos, si no y también de herramientas tecnológicas como los sistemas de Inteligencia Artificial, las arquitecturas cloud, el 5G o los sistemas blockchain, que pueden servir, por ejemplo, para entregar notas a los padres y tutores de manera más segura y hasta para enviar títulos. La consultora GlobalData calcula un crecimiento de la inversión en el sector del 130% entre este 2023 y 2030.

Más de medio billón de dólares
Según GlobalData, los 226.400 millones de dólares que se invirtieron en tecnología desde las diferentes instituciones educativas del mundo se convertirán en 2030 en 538.500 millones de dólares o, si se prefiere, 0,538 billones de dólares. Libros de texto tradicionales y, también, boletines de notas en papel, pueden tener los días contados.
Aprendizaje híbrido
El aula del futuro, dan por hecho analistas como Rory Gopsill, será híbrida y el acceso al 5G, al 6G y a los sistemas de gestión de datos en nube articularán nuevos sistemas de interacción entre alumnos y profesores en los que la ubicación física de unos y otros será prácticamente irrelevante. A medio plazo, los sistemas de realidad virtual y realidad aumentada serán piezas clave de un sistema educativo cada vez más descentralizado y, por tanto, igualitario. Los sistemas de IA permitirán también adaptar la carga lectiva y las lecciones que se imparten a cada alumno. Profesores como los que, en Catalunya, andaban hace prácticamente nada organizando huelgas para exigir cosas tan peregrinas como "blindar julio" -eso significa, en determinada neolengua, bloquear la posibilidad de que se impartan clases en julio- y mantener determinados privilegios lo tienen, ciertamente, bastante complicado. Con suerte, todos los que andan en eso se habrán jubilado antes de 2030.