Tu cartera, desde que prácticamente nadie lleva efectivo encima, ya no es lo que más interesa a los amigos de lo ajeno: ahora, su objeto de deseo es ese pequeño ordenador que a la vez es un teléfono que siempre llevas encima y que cuesta, según el modelo, entre 200 y 1.000 euros. Métodos para llevárselo, y más en verano, tienen muchos. Hoy, te los explicamos y te contamos también como evitar que este verano te quedes sin móvil, sin cobertura y con un palmo de narices.

La playa
Si eres de los que asocian verano a playas y piscinas, mucho cuidado con dejar el móvil solo cuando vayas a pegarte un baño, ya que es el momento perfecto para que te lo birlen. Tienes tres opciones para evitarlo: hacerte con una funda acuática y llevarlo colgado del cuello –lo que resulta ciertamente incómodo-; bañaros por turnos y dejar siempre a alguien vigilando vuestras cosas –lo que resulta imposible si vas solo- o, también, hacerte con un pañal y, si has de dejar el móvil solo, meterlo dentro. Muy intrépido y con pocas manías habrá de ser el ladrón que te ronde para arriesgarse a que el pañal no sea una añagaza.

Nunca a la vista
Hacer ostentación del móvil en público es siempre mala idea. Los ladrones están pendientes de todo y, una vez identifiquen tu dispositivo como presa de interés, encontrarán la manera. Por tanto, nunca lo lleves a la vista y, si has de sacarlo para lo que sea, guárdalo bien y en un sitio al que no se pueda acceder en un simple choque contigo o acercándosete desde una bici o un patinete.
Nada de dejarlo encima de la mesa
Si te sientas en una terraza, nunca dejes el móvil encima de la mesa descuidadamente. Son frecuentes los casos de personas que pasan por entre las mesas pidiendo o intentando vender algo y, en realidad, andan al acecho a ver qué pueden robar. En todos los casos, la pregunta que debes hacerte antes de vigilar poco o nada tu móvil es idéntica: ¿dejarías de cualquier manera y en cualquier sitio algo que cuesta, en el mejor de los casos, hasta una octava parte de tu sueldo? Tal cosa la haría sólo un tonto, pero el problema es que, muchas veces, todos somos más tontos de lo que pensamos.