Este mes de febrero, si nadie lo remedia, un ciudadano estadounidense acudirá a un juicio rápido vinculado con una cuestión de tráfico sin abogado, con la intención de defenderse a sí mismo y asesorado por un asistente virtual con el que interactuará a través del móvil. Al tiempo, hace unos meses, se informaba en diversos medios acerca de la existencia de jueces robot en China que operan desde unos tribunales denominados cortes virtuales y más de uno se echaba las manos a la cabeza pensando en androides tal que el Juez Dredd (que en realidad no es un androide, si no un clon) deteniendo, sentenciando y hasta ajusticiando en un futuro no muy lejano pero, de momento, en China no llegan a tanto. Donde sí qu han apretado el acelerador es en Estonia, pero tampoco tienen, de momento, jueces cibernéticos.

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¿En qué consiste exactamente las cortes virtuales de China?

En China, los llamados jueces robot no resuelven casos, ni siqueira cuando se trata de delitos menores. En realidad, los sistemas de Inteligencia Artificial que funcionan en estas cortes virtuales son sólo algoritmos que echan una mano a los jueces titulares a la hora de abordar tareas sencillas y repetitivas entre las que, eso sí, puede figurar escuchar a acusados y abogados que participan en procesos vinculados a delitos menores. Si algo son es asistentes judiciales así que, de momento, los magistrados pueden estar tranquilos pero el funcionario de a pie, quizá no tanto. Ni Defeng, vicepresidente de la Corte Virtual de Huangzhou, habla cuando se le pregunta por el asunto de una "mera mejora en la eficiencia" que favorece la justicia rápida porque "la justicia que tarda no es justicia". 

¿Y en Estonia?

Lo de Estonia sí que es más serio. Allí, aunque todavía no lo han puesto en marcha, sí que tienen el objetivo de utilizar sistemas de Inteligencia Artificial para resolver casos sencillos vinculados a demandas referidas a delitos menores en los que lo que está en juego son cuestiones cuantificables en menos de 7.000 euros. El planteamiento es simple: las partes aportan las evidencias y declaraciones en formato digital para que el sistema pueda procesarlas, analizarlas y decidir. Por supuesto, habrá supervisión humana y, de ello, avisa el propio Ministerio de Justicia estonio: "ampliamos la automatización de los procesos judiciales para simplificar procesos de trabajo y, por ejemplo, realizar las transcripciones de las audiencias". Las máquinas, explica Viljar Peep, alto funcionario del citado Ministerio, "podrán leer el trabajo de jueces y secretarios" pero la última palabra, siempre, la tendrá una persona. 

De momento, trabajan en pruebas piloto y, hasta la fecha, lo más virtual que existe en términos jurídicos es ese buen hombre que va a ir a ver a un juez de Estados Unidos ahora en febrero con el móvil en la mano. El Juez Dredd, de momento, se va a quedar en un simple personaje de tebeo.