Sólo utilizamos el 40% de la ropa de nuestro armario y tres de cada cuatro piezas no las hemos utilizado en el último año. Así lo asegura un estudio de ThredUp, que no es más que una evidencia de nuestro consumismo. Actualmente, nos hemos acostumbrado a llenar el armario con fasto fashion, roba de bajo precio e ínfima calidad que tiramos al cabo de poco, a pesar de saber que este modelo de consumo es totalmente insostenible. Sin embargo, cada vez hay más conciencia social al respecto y ya están surgiendo nuevas tendencias en nuestro país que podrían cambiar la industria de la moda.

 

En los últimos años se han popularizado aplicaciones como Vinted, donde los usuarios pueden comprar y vender ropa de segunda mano, y ahora también empiezan a surgir plataformas y empresas para alquilar ropa. Se trata de un auténtico boom que nos ha llegado de otros países donde esta práctica está más normalizada y que ha venido para quedarse. En un primer momento, en Catalunya se empezó a hacer con ropa "especial", como por ejemplo con vestidos para ir a bodas o ropa para ir a esquiar, pero ahora se ha extendido al resto de ámbitos.

El alquiler de ropa se ha convertido en una alternativa ideal para una sociedad cada vez más concienciada con la sostenibilidad, que quiere hacer un mejor uso de los recursos económicos y que vive bajo la dictadura de la moda y el "postureo". El alquiler hace que siempre puedas tener ropa nueva y, además, brinda la oportunidad de acceder a ciertos productos que quizás no podrías pagar. En definitiva, permite renovar nuestra imagen de una forma constante sin que eso provoque tanto impacto medioambiental. Así pues, ¿ por qué comprar una pieza que utilizarás tres veces y después acumularás en el armario si la puedes alquilar porun precio menor?

Es por eso que últimamente han abierto puertas muchas empresas de alquiler y renting de ropa. Normalmente, el alquiler se puede hacer de dos maneras: o bien según un modelo de suscripción en que pagas una cuota fija en el mes para poder alquiler un número de piezas o bien de forma esporádica. Y paralelamente, también han surgido aplicaciones que ponen en contacto usuarios para que compartan armario: unos ponen a alquiler las piezas que ya no utilizan y otros las alquilan. Son algunos ejemplos Ecodicta, Pantala, Pislow o Verone.

El fin de la fast fashion

Además, esta tendencia ha cogido bastante en un momento en que la Unión Europea ha anunciado que quiere poner fin a la ropa barata. La fecha que marca Europa es 2030. Para entonces, Bruselas quiere que sea obligatorio que todos los fabricantes de ropa tengan la obligación de alargar la vida útil de los productos y que cada pieza tenga que tener un porcentaje de material reciclado. En eso se le sumaría la disminución de las relaciones comerciales con Asia para impulsar la industria local, que disfrutaría de ventajas fiscales. De esta manera, la UE pretende que mejore el uso de los recursos y se reduzca la huella de carbono.