El aligeramiento del calentamiento global que se observó a finales del siglo pasado se tradujo en una disminución en la transmisión de la malaria en la meseta etíope, según un estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y la Universidad de Chicago y que se publica en la revista 'Nature Communications'. "La evidencia de que el periodo de aligeramiento del calentamiento global tuvo un impacto sobre la transmisión de la malaria demuestra el fuerte vínculo entre clima y salud", destaca Xavier Rodó, director del programa Clima y Salud en ISGlobal y primer autor del estudio.

Desde hace tiempo está el debate sobre el impacto del calentamiento global en la incidencia de la malaria y una de las regiones en que se podría observar el efecto mayor son las mesetas, donde las temperaturas más bajas limitan la abundancia del vector, hecho que provoca brotes intermitentes y estacionales de la enfermedad. "Vemos que la epidemiología de la malaria en estas zonas está fuertemente regida por el control climático, que se manifiesta a todas las escalas: meses, años e incluso décadas. Eso cierra de una vez el debate sobre si el cambio climático está o no afectando a la dinámica de la malaria en África", explica Redondo.

El estudio

A finales del siglo pasado, se observó una clara disminución en la incidencia de la malaria en el este del África. Eso podría ser simplemente el resultado del aumento de medidas de control de la enfermedad o bien podría explicarse por el aligeramiento temporal en el incremento de la temperatura media global de la superficie terrestre, un fenómeno que se observó entre 1998 y el 2005.

Para responder a esta pregunta, Redondo y sus colegas han puesto el foco en la región de Oròmia en Etiopía, una meseta muy poblada situada entre los 1.600 y los 2.500 metros de altitud. Esta región tiene la ventaja de contar con registros muy completos de casos anuales de malaria para|por ambos parásitos (P. falciparum y P. vivax) entre 1968 y el 2007, a la vez que las intervenciones de salud pública para el control de la enfermedad no se reforzaron en la región hasta el 2004. Eso permite separar el efecto del clima del efecto de las medidas de control en parásitos.

Con un modelo matemático, el equipo de ISGlobal, centro impulsado por la Fundación La Caixa, analizó la relación entre casos de malaria; el clima regional -temperaturas y precipitación locales- y el clima global -en particular desde el océano Pacífico por|para el efecto del Niño y de la llamada Oscilación Pacífica Decadal-.

Los resultados

Los resultados muestran que la variación en los casos de malaria por ambos parásitos se correlaciona extremadamente bien con los cambios en temperaturas regionales: el descenso en temperaturas a la región ligado a efectos del cambio climático coincidió con la reducción en casos de malaria que se observó a partir del 2000, cinco años antes que se reforzaran las medidas de control de la enfermedad.

Eso al mismo tiempo coincidió con la merma momentánea del incremento en la temperatura media global de la superficie terrestre por efecto del fenómeno del Niño y de la oscilación decadal del Pacífico. El análisis también muestra que hay una "cascada de efectos" entre la variabilidad climática a nivel global (en este caso, la temperatura del océano Pacífico) y la variación de temperaturas regionales al este del África, que al final se traduce en nuevos casos de malaria en la meseta etíope.

"La conexión entre la dinámica de la enfermedad y las condiciones climáticas es tan estrecha que se observa en diferentes escalas temporales: del estacional a los ciclos plurienales e incluso decenales. La incidencia de la malaria no solamente reflejó los cambios en temperatura, lo cual ya habíamos demostrado, pero también el descenso en el calentamiento que se observó al inicio del siglo, el objetivo de este estudio," señala Mercedes Pascual, investigadora en la Universidad de Chicago y última autora del estudio.

Estos resultados también indican que, a la hora de evaluar intervenciones de salud pública destinadas a controlar la enfermedad, se tienen que integrar las condicionas climáticas en los sistemas de alerta temprana.