La lona que durante meses había cubierto la torre del Reloj del Edificio Histórico de la Universitat de Barcelona (UB) desapareció a principio de curso y devolvió a los barceloneses una de las imágenes icónicas de la capital catalana. Pero, además, ha brindado un nuevo punto desde el cual contemplar la ciudad. La restauración de esta estructura se ha hecho coincidir con la conmemoración del 150 aniversario de la construcción del edificio y desde el mes de septiembre la UB ofrece visitas guiadas gratuitas que recorren los espacios más emblemáticos del mismo. El éxito de la propuesta ha sorprendido a sus promotores, que tienen visitas programadas hasta el mes de junio.

La sede de la Universitat de Barcelona es obra del arquitecto Elies Rogent. Los primeros trabajos empezaron en 1863 en los límites de lo que había sido la antigua muralla de la ciudad, y la construcción de la edificación, que durante años sería la más alta del Eixample, acabó en 1889. La Universidad, no obstante, fue inaugurada en 1872, diecisiete años antes de que acabaran las obras. Aquel curso, además, acogió a la primera mujer en España que accedía a la universidad, Maria Elena Maseras, que logró matricularse en la Facultad de Medicina, tras conseguir un permiso del rey Amadeo de Saboya.

El reloj

El punto estrella de la visita que ofrece la UB al Edificio Histórico es la torre del Reloj. Empieza desde una discreta puerta en el segundo piso del patio de Letras que da acceso al conjunto de escaleras que recorren los 35 metros de la construcción. Pasado el primer tramo de escaleras se llega a la sala del reloj. El mecanismo original empezó a funcionar el año 1881 y fue fabricado por la familia Cabanyach, relojeros de renombre de la época. Pero este no es el reloj que se puede contemplar hoy. Los bombardeos que sufrió Barcelona durante la Guerra Civil afectaron también a este edificio y los destrozos obligaron a cambiar el mecanismo del reloj. 

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La maquinaria del reloj se tuvo que cambiar a raíz de los destrozos provocados por la Guerra Civil / ML

El dispositivo que se conserva actualmente fue creado por la empresa Manufacturas Blasco, dos socios que no eran relojeros, sino que importaban relojes de Francia y los instalaban, pero que acabaron creando una línea propia, que es la que se puede ver en la torre actualmente. El mecanismo funcionó hasta el 2005, cuando fue sustituido por un dispositivo electrónico que cumple la misma función y que está conectado a la red horaria de Barcelona.

Las campanas de la UB

El visitante accede acto seguido por una escalera de madera al siguiente piso, rodeado por los ventanales que posibilitan una primera vista del centro de la ciudad. La visita en un día claro, a pesar de ser pleno invierno, permite sentir el calor del sol a través de los cristales de las inmensas ventanas. De hecho, originariamente este piso estaba destinado a ser un invernadero.

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El espacio con cristaleras encima de la torre del Reloj tenía que ser el invernadero / ML

En un rincón de este espacio empieza el último tramo para completar el recorrido de la torre. Unas escaleras de caracol estrechas y empinadas construidas en piedra que conducen a la terraza del campanario, que ofrece a la mirada de los visitantes una vista panorámica de 360 grados de toda la ciudad. Y, levantando la mirada, las campañas, montadas sobre una esbelta estructura de hierro.

 

Las campanas también se tuvieron que cambiar a causa de los destrozos provocados por la Guerra Civil. Aunque no son las originales, se hicieron con los mismos moldes. Las campanas del Edificio Histórico sonaron durante más de cien años y no solo para los estudiantes y docentes del recinto, sino también para los vecinos del Eixample. "Las campanas marcaban la vida y el tiempo de la gente de Barcelona", explica la guía que se encarga de la visita. Ahora, en cambio, solo se escuchan dentro del edificio.

Restauración de la torre

La restauración de la torre empezó en 2019, antes de la pandemia provocada por la covid-19, y acabó en agosto de este año. Con la reforma, se ha adaptado el edificio para la acogida de visitantes, se ha reforzado la estructura, se ha renovado la cubierta, haciendo que sea impermeable, y se ha reconstruido la escalera de caracol que sube al campanario. También se han limpiado las paredes de la torre.

La visita guiada al edificio de la Universidad se completa también con un recorrido por los espacios más emblemáticos: el vestíbulo principal, la escalinata noble de mármol, la biblioteca de letras, los claustros y, finalmente, en el espacio central del edificio, el ecléctico y majestuoso Paraninfo, escenario de las convocatorias más solemnes de la UB. Todo ello, ofrece también la oportunidad de contemplar algunas de las decenas de obras del Museo del Prado que se encuentran en el edificio o, sencillamente, disfrutar de la tranquilidad de los jardines entre el trasiego de estudiantes y el paseo perezoso de los populares gatos de la UB.

 

Reportaje elaborado por alumnos del Grado de Comunicació i Industries Culturals de la UB