Desde las ocho y media de la mañana, agentes de los Mossos d'Esquadra y de la Guardia Civil, en un equipo conjunto de investigación, con agentes de investigación criminal y también de los servicios respectivos de medio ambiente —la División de Medio Ambiente de los Mossos y el Seprona de la Guardia Civil—, están registrando el interior del laboratorio IRTA-CReSA de Cerdanyola del Vallès, un centro de investigación animal que está bajo sospecha por la expansión de la peste porcina africana. Los agentes están llevando a cabo una investigación que es secreta, tutelada por el juzgado de Cerdanyola del Vallès, con la intención de aclarar si la enfermedad salió de este centro y afectó a varios jabalíes de la zona de Collserola, sobre todo en un radio de seis kilómetros, que hace semanas que vigilan los Agentes Rurales.
Investigación para saberlo todo
Aunque en un primer momento se aseguró que la peste porcina había llegado a los jabalíes por un bocadillo de mortadela, un informe riguroso del Ministerio de Agricultura del gobierno español lo descartó y pidió a la Guardia Civil —y, concretamente, al Seprona del Instituto Armado— iniciar una investigación para aclarar si había podido salir de algún laboratorio, sobre todo después de saberse que la cepa de la enfermedad que tenían los dos primeros jabalíes encontrados muertos —junto a este laboratorio— era la misma, una de raíz georgiana, que se utiliza en investigaciones de esta enfermedad. Cuando el ministerio español anunció que se había pedido a los especialistas de la Guardia Civil abrir esta investigación, desde la consejería también se pidió a los Mossos d'Esquadra investigar los hechos, y ambos cuerpos crearon un equipo conjunto de investigación, entre el Seprona y la División de Medio Ambiente de la policía catalana. Además, pero, a la investigación se ha sumado también la policía judicial de la Guardia Civil y agentes de la División de Investigación Criminal (DIC), concretamente de la Unidad Central de Consumo, que se encargan, entre otras cosas, de investigar posibles delitos contra la seguridad alimentaria y tienen más experiencia en investigaciones judiciales que pueden acabar en el ámbito criminal.
Tal como ha podido seguir en directo ElNacional.cat, alrededor de las ocho y media de la mañana agentes de ambos cuerpos policiales han accedido al interior del laboratorio por orden del juez y han iniciado un registro que está previsto que se alargue hasta la noche. El objetivo de los investigadores es conseguir muestras de las raíces de las enfermedades de peste porcina que tienen en este centro para poder compararlas con las de los animales que fueron encontrados muertos en el exterior, para saber, o poder tener indicios, de si salieron de este laboratorio o no. La policía también tiene el permiso del juez que ha asumido el caso para copiar documentos digitales relacionados con las investigaciones que se hacen en el IRTA-CReSA de Cerdanyola del Vallès.
El atestado policial, que necesitará varios días para poder aportar conclusiones tras el análisis de toda la información, deberá centrarse en poder acreditar al juez si hay indicios de que la peste porcina puede haber salido de este laboratorio y, también, si se puede saber —algo que hoy por hoy parece complicado— cómo es que salió de aquí. Si las investigaciones apuntan en esta línea, habrá que explicar también al juez cuál es la teoría de los Mossos y de la Guardia Civil: negligencia por parte de los trabajadores del centro o, incluso, un extremo que ahora por ahora los investigadores no descartan, el sabotaje, es decir, que alguien, con malas intenciones, hiciera salir la enfermedad del laboratorio para infectar a los jabalíes u otros animales. La investigación, hoy por hoy, y por una cuestión de procedimiento, está abierta para investigar un supuesto delito medioambiental, y habrá que ver si se pueden acabar encontrando indicios para seguir adelante y, también, si se puede acusar a alguien, sea de negligencia o de sabotaje. Además del secreto de sumario impuesto por el juzgado de Cerdanyola, también los cuerpos policiales, con unidades especializadas de Mossos y Guardia Civil, mantienen hermetismo sobre los avances del registro y de esta primera fase de la investigación.

El registro, aunque el centro ya se había puesto bajo el foco, se ha recibido con sorpresa en el IRTA-CReSA. Aunque los trabajadores han podido entrar y salir del centro durante las primeras horas del operativo policial, a media mañana han recibido la orden de salir y marcharse. Algunos de ellos, aunque no han querido dar detalles de qué pasaba en el interior, sí que han explicado que creían que era solo una campaña de marketing de la policía y que todo lo que querían saber lo habrían podido pedir a los responsables del centro. Igualmente, creen que este despliegue policial, incluso con agentes con armas largas en el exterior del laboratorio, criminaliza a los investigadores del IRTA solo para conseguir una foto después del despropósito de cómo se ha gestionado la crisis por parte del Govern de la Generalitat de Catalunya y la conselleria de Agricultura.