El Servei Català de Trànsit (SCT) ha puesto en funcionamiento hoy los dos radares de tram nuevos de la N-II entre Capmany y Agullana. Los aparatos, que se han instalado uno en cada sentido de la marcha, controlarán la velocidad a lo largo de un tramo de 2,92 kilómetros, donde el límite permitido es de 80 kilómetros hora.

Estos sistemas de control funcionan a través de un equipamiento de reconocimiento de matrículas situado al inicio y al final del tramo controlado, el cual mide el tiempo de recorrido y calcula la velocidad media con el fin de comprobar si se ha superado el límite permitido. Según un comunicado del Departament de Interior, "los radares pretenden reducir la velocidad excesiva o inadecuada y reducir la siniestralidad".

Con los dos nuevos radares de tramos que se ponen en marcha hoy ya son 97,76 kilómetros de la red vial catalana controlados por este sistema de velocidad media. Actualmente ya funcionan 17 dispositivos como estos y 9 están instalados en la demarcación de Girona.

El SCT ha destacado que los radares de tramo tienen varias ventajas, ya que evitan frenazos repentinos, cubren de forma efectiva un tramo entero de una vía, obtienen velocidades más igualadas y uniformes a lo largo de todo el tramo, son un elemento disuasivo de gran efectividad sobre el comportamiento de los conductores, constituyen una herramienta eficaz para reducir la siniestralidad y mejorar la seguridad vial. Y además, según Trànsit, es un sistema que complementa los sistemas de control convencionales, como los radares microondas, de láser y los piezoeléctricos.