La infanta Pilar de Borbón, hermana de Juan Carlos I y tía de Felipe VI, presidió y dirigió durante cuatro décadas una empresa con sede en Panamá gestionada por el bufete Mossack Fonseca, especialista en la creación de sociedades opacas en paraísos fiscales, según se demuestra en los llamados ‘Papeles de Panamá’, una filtración de más de 11,5 millones de documentos confidenciales que ha adelantado El Confidencial y que demostrarían presuntos delitos fiscales cometidos, entre otros, por el cineasta Pedro Almodóvar y el futbolista Leo Messi.

La filtración, destapada por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, salpica entre otros la familia Domecq, el ex presidente de Egipto Hosni Mubarak y el actual mandatario de Siria, Bashar al Asad, así como otras personalidades del entorno del presidente ruso, Vladimir Putin, y de la FIFA. Los documentos han sido alcanzados por periodistas del diario alemán Süddeutsche Zeitung, que los han compartido con un centenar de medios de comunicación de todo el mundo.

La empresa y el reinado de Juan Carlos

Según estos papeles, Pilar de Borbón fue la presidenta y directora de la compañía Delantera Financiera S.A. a partir de agosto de 1974, pocas semanas después de que su hermano Juan Carlos, entonces con el título de príncipe, asumió de forma interina el cargo de jefe del Estado por enfermedad del general Franco. La empresa se mantuvo activa precisamente hasta el 24 de junio de 2014, cuando fue disuelta, cinco días después de que su sobrino, Felipe VI, fue proclamado rey de España tras la abdicación de Juan Carlos.

Según El Confidencial, Pilar de Borbón no ha querido aclarar porque presidió la empresa, para que la utilizó y si había declarado a las autoridades fiscales españolas el capital que manejaba Delantera Financiera S.A.

En la mayoría de casos destapados por los papeles de Panamá se trataría de empresas offshore, nombre aplicado a entidades empresariales con sede en un país donde no realizan ningún tipo de actividad económica, una práctica legal que, gracias a su opacidad, podría amparar actividades ilegales. De hecho, los papeles demostrarían que Mossack Fonseca habría trabajado, con pleno conocimiento, con clientes que eran miembros de organizaciones criminales, traficantes de droga, políticos corruptos y evasores fiscales.