Los Mossos d'Esquadra trabajaron a lo largo del año pasado ante la sospecha de que ocho niñas -dos eran hermanas- pudieran viajar a los países de origen de las familias y sufrieron una mutilación genital. Así lo explica la subinspectora de los Mossos y responsable de la Unidad de Proximidad y Atención al Ciudadano de Girona, Rosa Negre, en una entrevista en la ACN con motivo del Día internacional contra la mutilación genital femenina, el 6 de febrero. La subinspectora explica que la lucha contra esta violencia no tiene nada que ver con la situación de hace 20 años, pero deja claro: "Todavía hay niñas que en el itinerario vital tienen puesta una fecha para la mutilación. Tenemos que seguir luchando y el único horizonte posible es pensar en la erradicación".

La mutilación genial femenina no es una realidad ajena en Catalunya. Aunque los Mossos no tienen ningún elemento para pensar que se hayan practicado ablaciones en Catalunya en los últimos 20 años, sí que han trabajado en casos de consumación o de riesgo de esta violencia contra las mujeres, pero siempre en el marco de viajes a los países de las familias.

A lo largo del año pasado, los Mossos d'Esquadra fueron alertados de los casos de ocho niñas que tenían que viajar al país de origen de las familias y podía estar el riesgo de que las mutilaran. La subinspectora Negre señala que los casos eran de riesgo y no de consumación de una ablación. Cinco de las niñas eran de las comarcas de Barcelona; dos de Tarragona y una de Girona.

Tres de los casos llegaron a Mossos a través de los servicios sociales; dos desde la escuela y en los otros dos fueron las madres que informaron de un viaje de las niñas con los padres que no acababan de ver claro. En total son siete casos porque en uno había dos hermanas afectadas. Después de estudiarlos, los juzgados no adoptaron ninguna medida cautelar y las niñas pudieron viajar. Los padres firmaron el compromiso que velarían por su integridad, explica Negro.

A veces el juzgado puede adoptar medidas cautelares como la retirada del pasaporte. Es lo que ha pasado en un caso reciente, de enero. Los Mossos tuvieron conocimiento que una niña muy pequeña tenía que viajar al África y consideraron que la madre, que había sido mutilada y casada en un matrimonio forzado, se encontraba en una situación de sumisión a la voluntad de la familia de manera que seguramente no se podría oponer a una mutilación.

Es difícil dimensionar como la pandemia de la Covid-19 y las restricciones pueden haber afectado en la detección de casos o en los viajes de las familias. "Es probable que se hayan hecho menos viajes a los países de origen y que algunos de estos viajes hubieran escondido el interés por mutilar a las niñas. También es verdad que durante unos meses no estuvo el espacio de detección que es la escuela, donde las niñas pueden trasladar cosas que escuchan en casa", reflexiona Negro.

"El motor de cambio tiene que venir de la misma comunidad"

La lucha contra la mutilación genital femenina en Catalunya empezó hace 20 años. En estas dos décadas, se ha construido un marco legal y se ha elaborado un protocolo que interpela a los diferentes profesionales implicados, que están mucho más formados sobre cómo detectar posibles casos y atender a las víctimas, recalca la subinspectora.

También se ha intentado implicar en la prevención de esta violencia contra las niñas las comunidades, en cuyo seno la mutilación genital es un tema muy tabú. Ahora se habla más, considera Negro. Se han hecho formaciones a los hombres que pertenecen a estas comunidades practicantes para que tomen conciencia de esta violencia.

La subinspectora de Mossos señala que las comunidades están "más sensibilizadas sobre las consecuencias tan graves que puede tener para las niñas" la mutilación de los genitales. "Muchas familias han abandonado la práctica no por imposición legal, sino por el mismo convencimiento", afirma. "Nosotros tenemos que ser, así como los agentes de salud y de la escuela, pero el motor de cambio tiene que venir de la misma comunidad. Eso nos permitirá llegar a la erradicación", recalca.

"Tenemos que seguir trabajando para que las niñas que viven en Catalunya no sufran este tipo de violencia. Se tiene que estar alerta. Además, si viven en entornos muy tradicionales, es posible que las familias también sean las que decidan con quién se tienen que casar. También está el peligro de matrimonios forzados", afirma Negro.

 

Imagen principal: mensaje en contra de la mutilación genital femenina / ACN