Nuestra vista es limitada, y lo saben bien los miopes o los que no ven de cerca, que su campo visual se ve mucho más reducido. Disponer de buena vista puede parecer un privilegio, y lo es, pero, a pesar de todo, tenemos que ser conscientes de que nuestros ojos se limitan a ver unos determinados objetos, organismos o materiales que entran dentro de nuestra escala o campo visual. De la misma forma que no podemos percibir todos los sonidos y olores del universo, no podemos ver, a simple vista, todo lo que nos rodea y encontramos en nuestro entorno. Los sentidos son finitos y limitados. Por eso, para dar respuesta a esta inquietud que el humano ha estudiado a lo largo de los años, el Cosmocaixa de Barcelona estrena un nuevo espacio referente en el estado, que permite observar todo aquello que es invisible a simple visita y que solo un instrumento científico como el microscopio puede mostrarnos: el Micràrium.

Para descubrir este nuevo universo, el público empieza visualizando un audiovisual donde se muestra la capacidad que tenemos los humanos al medir las cosas, el sistema métrico. De aquí, que se pueda ver un ecosistema forestal donde, en función de la perspectiva con la que se graban los organismos, se pueden ver más grandes o más pequeños, a diferencia de como los observamos a simple vista en una situación cotidiana. ¿Así pues, qué es grande y qué es pequeño? La perspectiva juega un papel importante en este análisis y según cómo observamos las cosas, si en escala macro -lo que pueden ver nuestros ojos- o en escala micro -cuando necesitamos de un utensilio por ampliar el tamaño, veremos nuestro entorno de una forma muy diferente.

El Micràrium es una actividad interactiva que permite descubrir lo que no podemos ver a simple vista

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Foto: Cosmocaixa

"Los museos siempre han tenido muy presente poder mostrar mediante aparatos aquello que a simple vista no se puede ver, sobre todo a través de los planetarios, que nos permiten ver con más apreciación los cuerpos que nos rodean en el universo, pero no pasa lo mismo con las cosas que no se ven porque son demasiado pequeñas", apuntaba Ignasi Miró, director de Cultura y Ciencia de Fundación "la Caixa", que profundizaba, en la importancia de este nuevo espacio que se abre de forma permanente en el Cosmocaixa de Barcelona. "Los griegos ya dominaban en el siglo V a.C. las capacidades ópticas que les permitían observar las cosas minúsculas", detallaba Miró, haciendo referencia a los orígenes de las primeras observaciones microscópicas. Recordemos que el 90% de los organismos que habitan en el planeta, no son vistos por el ojo humano.

El biólogo y fotógrafo especializado en ciencia que ha asesorado el espacio, Rubén Duro, explicaba que "a medida que te introduces en un ecosistema, conoces y adoptas diferentes puntos de vista o perspectivas, que nos pueden hacer variar la escala de los cuerpos u organismos". Los protozoos son los organismos más pequeños que podemos ver, siendo estos seres vivos de una sola célula capaces de moverse, reproducirse y sobrevivir. "De los paramecios hacia abajo, entramos en el mundo bacteriano, y aquí el humano ya necesita ayuda de un microscopio electrónico que nos permita conocer los bichos como el maldito coronavirus, SARS-CoV-2".
 

Ruben Duro Micrarium 0076Foto: Ruben Duro

3 espacios que te invitan a descubrir lo invisible

La actividad o taller se encuentra dividida en tres espacios diferentes donde, por una parte, invita al visitante a descubrir el ámbito de la biología a través de la evolución -dividido en dos espacios- que te permite aproximar a conocer los organismos microscópicos extractos del mismo bosque inundado del Cosmocaixa. A Evolución I se observarán elementos no visibles del mundo vivo como protozoos vivos, mohos, microalgas, bacterias o polen, mientras que en Evolución II, se encuentran seres vivos más grandes, como insectos, larvas, macro invertebrados acuáticos o elementos de nuestro propio cuerpo, como piel o pelo. En el espacio de Kósmos, se encuentran elementos del mundo inerte, como arena de la playa con restos de esqueletos fosilizados, fragmentos de meteoritos o fenómenos relacionados con el agua o el aire. Además, en este espacio se muestra en directo el proceso de cristalización, que se lleva a cabo por el equipo de educadores del museo, que muestran al visitante a través de una pantalla la imagen microscópica del proceso de cristalización. Para acabar la ruta, el espacio Fronteras invita a adentrarse a descubrir nuevos materiales, creados todos ellos por el ser humano. Se podrán ver fibras de ropa, pantallas de móvil, plásticos o billetes.

Los visitantes pueden observar su piel, las uñas o el propio pelo

Micràrium no deja de ser un homenaje a los microscopios que han estado revolucionando el mundo de la investigación científica desde que se inventaron en 1590 y que han influido enormemente, también, en el ámbito de la educación y de la divulgación científica. Estos instrumentos, que se han convertido en aliados indispensables de la ciencia, permitieron describir por primera vez las células, las bacterias, los glóbulos rojos o la estructura del sistema nervioso en neuronas, por ejemplo.

Lexperimentacio se una de las bases del nuevo espacio permanente de CosmoCaixa

Foto: Cosmocaixa

En el acto de presentación tampoco ha faltado el director del Cosmocaixa, Valentí Farràs, que ha especificado que el Micràrium se estrenará para familias y público general a partir del próximo 9 de abril coincidiendo con Semana Santa. "A pesar de ser una exposición permanente, una de las características básicas que lo integrarán será su flexibilidad, ya que los educadores adaptarán el discurso y las muestras a lo largo del tiempo y del público que acoja en cada momento". Un hecho que permitirá diseñar programas específicos sobre temáticas concretas con el objetivo, como siempre, de demostrar que las cosas más pequeñas, pueden ser las más grandes.