El caso de las dos gemelas de Sallent que se tiraron por el balcón de su casa esta semana ha reabierto, si es que alguna vez se ha cerrado, el debate sobre el acoso escolar y las medidas que hay actualmente establecidas para hacerle frente. El acoso escolar es una de las hipótesis que se valoran como posible causa del intento de suicidio de las dos hermanas de Sallent, y la Unidad de Apoyo al Alumnado en situación de Violencia (USAV) ha abierto una investigación. Esta unidad ha recogido casi 1.600 casos de atención a alumnos en situaciones de acoso y violencias varias desde abril del 2021, y concretamente unos 600 de estos casos son por acoso escolar. La Asociación Catalana para la Prevención del Acoso Escolar (ACPAE) reclama que el 'bullying' se tipifique en el Código Penal como delito. Lo ha explicado el presidente de la entidad, Joan Martínez, que considera que "mientras no se entienda que existe esta necesidad, se seguirán produciendo casos como el de Kira", la alumna de la escuela Padre Manyanet de Sant Andreu que se suicidó en mayo del 2021.

Desde su punto de vista, el acoso escolar "se tiene que tipificar en el Código Penal", porque "al final se trata de un agresor que tiene odio hacia otra persona y que la hiere". Asimismo, indica que en muchas ocasiones "se pone en peligro la seguridad mental y física de la persona a la cual se está asediando". En Catalunya hay actualmente 1,5 millones de alumnos, y desde 2021 se han recogido 600 casos de acoso escolar, aunque la gran mayoría de estos casos se viven en silencio y no se acaba informado, por lo tanto, la cifra real sería mucho más alta.

Las cifras de acoso en Catalunya

La Unidad de Apoyo al Alumnado en Situación de Violencia (USAV) del Departamento de Educación ha recogido 1.590 casos desde su puesta en marcha en abril del 2021, ahora hace casi dos años. Del total, los casos más numerosos son los de acoso entre el alumnado, con un total de 598. Por cursos, durante los aproximadamente tres meses del primer curso de funcionamiento de la unidad, el 2020-2021, se recogieron 84; el 2021-2022, 347, y durante el primer trimestre del curso actual, 167. En el margen del 'bullying', la unidad también ha recogido 445 casos por maltratos infantiles y adolescentes y 326 casos de violencia machista. La USAV ha recibido también 117 casos sobre salud mental, que incluyen tanto intentos de suicidio o suicidios consumados, como violencia derivada de trastornos mentales. El curso pasado se gestionaron 55 de estos casos, y el primer trimestre de este se han registrado 34. Por otra parte, llegaron 10 casos por racismo, cuatro este curso, y 94 que no se pueden clasificar en ninguna de las categorías anteriores.

Por ámbitos donde suceden las violencias, la mayoría pasan en el escolar, con 950 de los 1.590 casos totales. En segundo lugar, está el ámbito familiar (523) y después el comunitario (24), la pareja (23), el digital (15), por personas conocidas (15), el institucional (10) y el laboral (3). Critica que actualmente "haya que esperar que se cometa el delito en sí para denunciar", y pone de manifiesto las dificultades que existen para calcular los daños que sufren las víctimas. ¿"Si hay una herida o un azul se puede cuantificar, pero cómo se calculan los daños emocionales"?, se pregunta el responsable del ACPAE, que recuerda que "hay personas adultas que muchos años después todavía están sufriendo las consecuencias".

El teléfono móvil como un "arma"

Desde la Asociación Catalana para la Prevención del Acoso Escolar (ACPAE) apuntan que los casos van en aumento y que "la sensación de anonimato" que proporcionan los teléfonos móviles está contribuyendo significativamente. "Los jóvenes sienten que pueden difamar o difundir un determinado mensaje, vídeo o imagen con más impunidad", comenta Martínez, que advierte que estos contenidos "corren como la pólvora", provocando un impacto en la vida personal de las víctimas difícil de revertir: "Mientras intentan limpiar su imagen, eso ya ha corrido y es muy difícil de parar". Ambos alertan de que, justamente, el acoso se ha agravado por la proliferación de los teléfonos inteligentes entre los adolescentes. En opinión de Ibars, se está dejando "un arma" en manos de niños, y ha criticado la falta de educación tecnológica cuándo se da un teléfono a un menor.