El comisario jefe de los Mossos d'Esquadra, Josep Lluís Trapero, ha admitido que hubieran podido investigar más el caso de abusos de los Maristas que les llegó el año 2011. Aunque no está nada de acuerdo con las críticas del Síndic de Greuges, Rafael Ribó, que les ha reprochado que no avisaran a la Dirección General de Atención a la Infancia y la Adolescencia, ha admitido que una vez los padres se negaron a denunciar los hechos y la Fiscalía pidió el archivo del caso, podían haber seguido investigando. Trapero ha sido muy claro: "Yo sería más crítico con el cuerpo a nivel de investigación. Podíamos haber hecho alguna cosa más".

El comisario jefe de los Mossos ha rebatido el informe del síndic y ha detallado que no tenían que avisar a nadie porque "el protocolo no establece esta obligación. Lo establece para la primera institución. No somos los primeros". El protocolo dice que la primera institución que detecta el abuso o la agresión tiene que avisar, y en el caso de los Maristas, quien primero lo detecta es la escuela, porque lo dicen los mismos padres. Trapero añade que, precisamente porque los padres están al caso, no se cumple uno de los otros requisitos que marca el protocolo,  el desamparo del menor. "El tema es que no hay ningún desamparo del menor ni situación de vulnerabilidad porque los padres lo están protegiendo" defiende el jefe de los Mossos, que concluye "el protocolo no crea esta obligación para el cuerpo".

Ahora mismo los Mossos tienen 25 denuncias que afectan a más de 5 maestros y monitores. Entre los nuevos supuestos agresores que han denunciado hay un maestro de 5º de primaria, según ha podido saber El Nacional. Según la policía, no todos los casos que están llegando son verídicos y antes de remitirlos al juez es necesario contrastarlos bien. "Están apareciendo algunos oportunistas", apuntan fuentes policiales.

La cifra negra

El caso Maristas coincide con un repunte de casos de abusos sexuales durante el 2015 que se ha dado a conocer este jueves en la presentación del balance de delitos.

"Está apareciendo una punta del iceberg que antes no conocíamos tanto y que cada vez se verá más". Así explica el conseller de Interior, Jordi Jané, el incremento que habido durante el 2015 de abusos y agresiones sexuales. En un año han subido y habido 65 más que en el 2014. La policía tiene 766 denuncias por abusos y 680 por agresiones. A pesar de todo, el conseller no quiere "analizar negativamente este dato. Aquí hay mucha cifra negra, muchos casos no denunciados. Y cada vez más, por suerte, se denuncian más. Por lo tanto, esta subida tenemos que considerar que siempre tiene un punto de alerta".

Los hechos denunciados son abusos en entornos próximos de las víctimas. La gran mayoría en entornos familiares, donde, a menudo, el asediador es el padrastro o un familiar directo. Con todo, la policía dice que "no nos tenemos que alarmar en este sentido". Jané insiste en la necesidad de que se denuncien los hechos aunque estén prescritos:. "no necesitamos que queden escondidos en la intimidad de un domicilio o una pareja". Y añade que "más allá de si una actuación está prescrita o no, cuando alguien ha sufrido una actuación que puede ser delictiva es bueno dar conocimiento a los cuerpos policiales. Porque es posible que puedan recaer en otras actuaciones que no han prescrito".

Área metropolitana

El aumento de la cifra se debe a un aumento de denuncias. Según la policía, las mujeres tienen menos problemas para dirigirse a la comisaría y explicar los hechos y encuentran las comisarías cada vez más amables. La mayoría de las víctimas son mujeres y la mitad de las agresiones ocurren en verano y primavera. En el 35% de los casos tienen lugar en fin de semana y de éstos, el 63% por la noche. Más del 70% de los casos se concentran en el área metropolitana, y casi la mitad de los presuntos asediadores tienen entre 29 y 36 años.

Todos los detenidos del año 2015 por agresiones sexuales son hombres y ninguno de ellos tenía antecedentes por estos hechos. El 37% tienen entre 29 y 36 años. Su perfil corresponde al de una persona que conoce a la víctima. El 35% de las víctimas del año 2015 son menores de 16 años y han abusado de ellos en casa, la escuela o en un centro de menores. La mayoría son niñas con una media de edad de 12 años.