La 'nueva normalidad' ya ha empezado. Después de que el fin de semana pasado los más pequeños ya pudieran volver a pisar la calle, seis semanas después del inicio de la pandemia del coronavirus, este sábado lo han podido hacer la práctica totalidad de la ciudadanía. Aunque con mucha precaución y con unas medidas y restricciones excepcionales, la normalidad irá volviendo poco a poco. Primero en las calles, después en las tiendas, en los bares y restaurantes, en los cines y teatros y, finalmente también, en la sanidad.

Las imágenes de los hospitales colapsados, las camas de UCI improvisadas y los centros de campaña medicalizados montados de urgencia ya empiezan a quedar atrás. A la espera de ver si hay un nuevo brote, y con miedo a que eso suceda, el Departament de Salut de la Generalitat ya anunció este jueves pasado que prevé haber recuperado en julio la cirugía en los hospitales programada de cáncer y corazón que fue aplazada por el coronavirus.

También la normalidad se tendrá que ir reintroduciendo poco a poco en los centros de atención primaria, que en los últimos dos meses han hecho una transformación de 180 grados para hacer frente a la pandemia y adaptarse a las necesidades de los pacientes. Así nos lo explica Lídia Palau, directora de la CAP Creu Alta de Sabadell, que reconoce que a pesar de que el volumen de pacientes por coronavirus ha disminuido y que "poquito a poco" ya van volviendo a la normalidad, avisa de que "el desconfinamiento sanitario también será progresivo" y a la expectativa de posibles rebrotes.

La atención primaria, la "primera puerta de entrada" del coronavirus

Aunque cuando hablamos de coronavirus nos viene a la cabeza la imagen de un hospital, la "primera puerta de entrada" del virus son los CAP. Es donde acuden o llaman los pacientes cuando detectan los primeros síntomas y empiezan a encontrarse mal. Por eso, desde el primer día, ahora ya hace dos meses, la atención primaria han tenido que hacer una transformación tanto física como organizativa para hacer frente a la pandemia, sin dejar de lado su trabajo diario habitual. El virus lo ha paralizado todo, o casi todo, pero las patalogies previas de la ciudadanía continúan y continuarán.

Para empezar, la atención telefónica y domiciliaria de los CAP se ha triplicado. El objetivo ha sido evitar que personas en riesgo y con patologías previas acudieran a los centros y se pudieran infectar. Incluso se han introducido las visitas telemáticas en los casos que se ha podido. Así nos lo explica Lídia Palau, que detalla que desde el inicio de la pandemia las visitas programadas rutinarias han pasado a hacerse por teléfono y sólo, en caso de detectar posibles alteraciones, los médicos del centro se han desplazado a los domicilios para comprobar el estado del paciente.

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Un trabajo que han tenido que combinar con la detección y tratamiento de casos de coronvairus. Los de los hospitales sólo son la punta del iceberg de la pandemia, los casos más graves, pero la atención primaria es quien ha hecho de parachoques las últimas semanas, haciendo la detección y monitorización de los pacientes y evitando más saturación en los centros hospitalarios.

"Cuando el CAP detecta un caso con sintomatología compatible con la Covid", explica Lídia, lo primero de todo es hacer un "cribado" entre casos leves o que se tienen que tratar. A los que pueden presentar más gravedad se les deriva directamente en centros hospitalarios, mientras que a los leves se les hace un seguimiento telefónico para ver la evolución del caso y actuar o derivar, sólo, en caso de necesidad. Y no sólo eso. También hacen seguimiento del estado de los pacientes una vez han sido dados de alta, como se hace a menudo con otras patologías.

"Los hospitales nos avisan 48 horas antes del alta, y nos encargamos de hacer un seguimiento telefónico o a domicilio del caso", apunta de nuevo Lídia, que alerta de que han recibido un "volumen importante" y "nada despreciable" de casos de Covid desde la primaria.

Los finales de vida se han "acelerado"

Estos no son los únicos cambios que ha habido en la primaria en los últimos dos meses, otra práctica que se ha visto alterada por el virus son los finales de vida. Como en los 436 centros de atención primaria que hay en todo el territorio, el CAP de la Creu Alta de Sabadell está acostumbrado. "Es duro, pero es parte del trabajo", asegura la directora. No es una novedad, pues, de la Covid; ya se hacían antes del coronavirus y se seguirán haciendo cuando la pandemia pase, pero el virus sí ha cambiado cómo son y cómo se viven.

"Se ha acortado el tiempo para planificarlo, no sólo con respecto a la cura –básicamente a través de paliativos–, sino también respecto al acompañamiento". Todo se ha "precipitado en el tiempo".

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Aunque ha habido momentos duros y fuertes picos de trabajo desde el inicio de la pandemia, al menos en este centro médico de Sabadell, ya han detectado en los últimos días una bajada de los posibles casos del virus. "La presión ha disminuido", comenta aliviada su directora, constatando también que la población se ha "adaptado" a la enfermedad y ya no le tiene tanto "miedo".

"Al principio la gente llamaba mucho, incluso gente sin sintomatología," recuerda Lídia. Las dudas más comunes eran qué tenían que hacer si notaban síntomas o cómo les podía afectar en caso de tener una patología previa.

Lento retorno a la normalidad y a la expectativa de nuevos brotes

Ahora bien, a pesar de la desaceleración, el virus continúa activo. La normalidad se empieza a ver en el horizonte pero tardará en volver. Así lo ve Lídia, que asegura que viven a la "expectativa" y con cierto "miedo" a saber si habrá un nuevo brote, ahora que empiezan a aplicarse las medidas de desconfinamiento. Sin embargo, defiende que los CAP están "preparados" para afrontarlo y que la "planificación para la Covid se mantendrá vigente", al menos durante un tiempo. "Hasta que no haya una vacuna o una curación lo tendremos que contemplar", argumenta.

Así pues, a la espera de la evolución de la enfermedad, el CAP mantendrá una zona específica para los tratamientos de enfermos por posible coronavirus para la seguridad del resto de pacientes y se seguirá manteniendo un alto volumen de atención domiciliaría. "Tenemos que contemplar la posibilidad de que se puedan dar pequeños nuevos brotes y tenemos que poder dar respuesta", asegura, poniendo el horizonte de la normalidad más a largo plazo y recordando la importancia de las distancias de seguridad y las medidas de higiene para evitar nuevos contagios.