Activistas climáticos de diferentes colectivos han saboteado una decena de campos de fútbol de Barcelona, Madrid, Valencia, Vizcaya, Navarra e Ibiza para denunciar el despilfarro del agua que implica este deporte, que ha llevado a una de las peores sequías registradas de la historia. Así pues, los campos de golf aparecieron este domingo con los agujeros tapados con cemento o con planteles, en una acción coordinada por Rebelión o Extenció (XR), que actuaron la madrugada del sábado. "El golf no tiene cabida en un mundo sin agua", ha denunciado este movimiento internacional de desobediencia civil, que también ha enganchado carteles con lemas como "el agua es un bien común" o "golf clausurado por justicia climática", según han informado en un comunicado.

Arran Manresa ha reconocido la autoría de un sabotaje en el campo de golf de La Roqueta, en Castellgalí. En una iniciativa con Gritos de la Tierra se movilizaron la madrugada del sábado abriendo varios agujeros al césped del campo y plantaron una docena de plantas. Arran Manresa ha afirmado que el objetivo de esta acción es señalar "el cinismo, la hipocresía y la irresponsabilidad que supone seguir permitiendo el ocio elitista del golf mientras los Países Catalanes se secan y se ponen en riesgo muchísimas cosechas, y de rebote la obtención de alimentos". +

El golf y la sequía

Rebelión o Extinción, citando datos de Ecologistas en Acción, señalan que solo un agujero de un campo de golf necesita más de 100.000 litros de agua al día para poder mantener el césped que lo rodea. En este sentido, también han denunciado "la irresponsabilidad y el cinismo" de seguir permitiendo este tipo de ocio elitista en un contexto de sequía. "En España se riegan cada día 437 campos de golf", han detallado a los activistas. Según denuncian, el consumo de agua de un campo de golf es superior al de las poblaciones de Madrid y Barcelona juntas, simplemente por un "entretenimiento" que disfruta cerca de un 0,6% de la población. Con la acción de este domingo, el colectivo Extinción o Rebelión exige una planificación democrática del uso del agua de manera inmediata, que restrinja regar el césped de los campos de golf.