Un mes después del incendio en la planta de reciclaje de disolventes de Montornès de Vallès que puso contra las cuerdas el río Besòs, sus aguas han conseguido deshacerse de los residuos tóxicos pero siguen sin albergar vida, una tarea para la cual habrá que esperar algunos meses.

Así lo apuntan expertos consultados por Efe, los cuales han destacado la capacidad del río para depurar su curso después del vertido de contaminantes utilizados en la extinción de fuego, pero han pedido prudencia a la hora de hacer pronósticos sobre la evolución de la zona afectada.

"Un mes es un periodo muy corto. La flora y la fauna se mueven por ciclos anuales", ha señalado el biólogo Manuel Isnard, responsable de Medi Fluvial del Consorci Besòs-Tordera, que gestiona las estaciones depuradoras instaladas en la cuenca del río.

De acuerdo con el especialista, el Besòs es actualmente "como una casa que se ha vaciado y hay que volver a llenar", pero los cimientos siguen intactos: "El río ya está preparado para recibir especies".

El ecosistema se normalizará en primavera

Por eso, ha apuntado, si no se produce ningún contratiempo, el ecosistema fluvial tendría que estar "normalizado" de cara a la primavera que viene, cuando se llevará a cabo la siguiente campaña de muestreo y quizás se sepa ya si el sustrato también se ha estropeado.

Por su parte, la bióloga y responsable del equipo de investigación de peces de agua dulce de la Universitat de Barcelona (UB), Dolors Vinyoles, ha recordado que toda revitalización "necesita de un tiempo y no se produce por generación espontánea", sino que requiere de un ciclo entero de precipitaciones.

Vinyoles ha relatado que el agua del Besòs ha sido lo primero en "limpiarse gracias a sus afluentes, que no se vieron afectados, y al mismo curso del río, que ha ido diluyendo los contaminantes, pero ha alertado que los peces todavía no han vuelto.

De hecho, al epicentro del desastre sólo se localizó una especie, el llopet, de la cual sobrevivieron entre un 5% y un 10% de ejemplares a causa, probablemente, al hecho de que permanece enterrado durante el día y es capaz de respirar analmente.

Los científicos también encontraron una bagra catalana que debió quedar resguarda entre ramas o piedras, lo que demuestra, ha explicado Vinyoles, que "a pesar de la contaminación masiva, en un ecosistema fluvial siempre pueden quedar rincones impensables escondidos con microhábitats pequeñísimos".

Actualmente, las muestras tomadas revelan la presencia de algunos ejemplares de anguila, barb de muntanya, bagra, llopet y carpes, pero en cantidades muy menores en las que había antes del incendio incluso en los puntos inferiores al lugar del accidente.

Puntos de control

El equipo científico de Vinyoles, a instancias de la Agència Catalana de l'Aigua (ACA), ha instalado dos puestos de control para conocer el alcance del impacto ecológico, uno a la altura de Montcada i Reixac y otro en Santa Coloma de Gramenet.

No obstante, ha lamentado la bióloga, también han visto algunas especies pero pocos individuos.

Por eso, ha continuado, para recuperar la fauna acuática habrá que esperar que llegue la época de reproducción o la lluvia, encargada de arrastrar mediante riadas a peces de la parte alta del río.

"En quince años no he podido constatar nunca la reproducción de peces en esta parte del Besòs, por lo cual esperamos que llueva mucho para que las riadas los arrastren y se repueble de manera natural", ha dicho antes de añadir: "Y eso pasa, sobre todo, en la primavera y el otoño".

Los dos expertos han coincidido además en la necesidad de mejorar la depuración y las condiciones de vida de la fauna con medidas como la mejora del cauce del río y la eliminación del nitrógeno del agua.

"Es un elemento muy perjudicial para los peces y podría ser el factor por el cual no se reproducen en el Besòs", ha destacado Vinyoles.

Isnard ha propuesto crear refugios para algunas especies e instalar tanques de tormentas en el río, depósitos de grandes dimensiones para retener las aguas contaminadas en caso de catástrofe.

"Este desastre ha demostrado la extrema fragilidad del sistema. Tenemos que reforzarlo incrementando su biodiversidad", ha resaltado.