La consellera destituida de Treball, Afers Socials i Família Dolors Bassa comparece el 18 de abril, un mes después de su procesamiento por rebelión, y de nuevo en la prisión. En su declaración reivindica el "derecho a la libertad ideológica, libertad de expresión y libertad política incluyendo la disidencia". Así empieza su relato ante el juez. Sólo responde a su abogado, Mariano Bergés, y se mantiene firme.

Los consellers dieron un giro estratégico en sus declaraciones una vez Llarena los volvió a encerrar en la prisión después de anunciarles su procesamiento. Y Bassa, igual que el resto, sube el tono.

Hace una negación absoluta a la violencia y dice explícitamente que "nunca imaginamos que pudiera haber cargas policial el 1-O". "Siempre, todas mis declaraciones y causas han sido pacíficas y en el marco del pacifismo", remarca.

Bassa explica que el referéndum se hizo "en el marco de un mandato democrático" y remarca que "un referéndum no era delito ni es delito". Y destaca el hecho de que varias entidades sociales eran partidarias de un referéndum, a pesar de no ser independentistas.

 

Bassa se dirige al final de la declaración directamente a Llarena para pedirle la libertad y para remarcar que "es imposible la reiteración del delito".