Algo más de nueve años después del accidente del tren que descarriló en Santiago de Compostela, provocando ochenta muertos y casi centenar y medio de heridos, arranca este miércoles, 5 de octubre, el juicio del Alvia en la Ciudad de la Cultura de la capital gallega. Hay dos únicos acusados, que son el maquinista, Francisco José Garzón Amo, y un excargo de Adif responsable de la seguridad en la circulación, Andrés Cortabitarte. Se les imputan ocho decenas de fallecimientos por imprudencia grave profesional, 145 lesiones por el mismo motivo y un delito de daños, según ha informado el Tribunal Superior de Justicia de Galicia.

El Ministerio Fiscal solicita para cada uno de ellos cuatro años de prisión y demanda la inhabilitación del maquinista para su oficio durante el tiempo de la condena, y la del cargo de Adif para cualquier profesión que implique gestión, seguridad o responsabilidad en este tipo de infraestructuras. La reclamación total de daños y perjuicios en materia de responsabilidad civil asciende a 57.686.635,93 euros. El expediente principal está conformado por 44.460 folios, los cuales están divididos en 95 tomos, como ha informado el Tribunal Superior de Justicia de Galicia.

Un juicio con casi 700 testificales

El juzgado ha admitido las declaraciones de 522 testigos, 21 testigos-peritos y 126 peritos (669 testificales en total), con el matiz de que las partes puedan desistir de alguna, ya sea antes o durante el juicio. El despliegue al que obligó la vista oral por la marea negra del petrolero Prestige, catástrofe de la que están a punto de cumplirse dos décadas, es lo único comparable a lo que acontece ahora con el Alvia. En la mayor causa jamás instruida en España por un delito medioambiental habían sido diez los años de investigación judicial y nueve los meses de juicio. 

El accidente

El accidente ferroviario de Santiago de Compostela o accidente de Angrois se produjo el miércoles 24 de julio de 2013 cuando un tren Alvia, que viajaba de Madrid a Ferrol, descarriló en la curva A Grandeira de Angrois, a unos tres kilómetros de la estación de Santiago de Compostela. De las 224 personas que viajaban a bordo, 144 resultaron heridas y 80 fallecieron. El tren viajaba a 191 km/h cuando entró en la curva del accidente, duplicando la velocidad máxima de 80 km/h. Cuando el maquinista se percató de la situación, accionó el freno de emergencia. El accidente fue grabado por una cámara de seguridad que muestra los trece vehículos descarrilando y cuatro dándose la vuelta. La investigación judicial del accidente terminó en diciembre de 2018 con el maquinista del tren, Francisco José Garzón, y el director de Seguridad en la Circulación de Adif, Andrés Cortabitarte, como únicos imputados. Es uno de los accidentes ferroviarios más graves de España.